jueves, 31 de agosto de 2006

DE CARNE SOMOS

En este mundo tan bizarro ya quedan muy pocas cuestiones que puedan sorprender genuinamente. Entre ellas, la idea de montar un espectaulo de desnudismo en pleno funeral.
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La noticia me arrancó de los brazos de Morfeo la semana pasada, cuando el locutor de la radio dijo con voz engolada: "Polémica en China: Prohibieron strippers en funerales".
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Parece ser que los chinos consideran que, cuanto más concurrido sea al funeral, mayor honor se le rinde al occiso. En esta vieja creencia china radica la costumbre rural de contratar a una stripper para atraer público al velorio. Pero la televisión abrió la polémica al emitir un reportaje muy crítico con este peculiar hábito. La policía reaccionó inmediatamente y, a los pocos días, se dio a conocer que cinco personas fueron detenidas por organizar este tipo de funciones.
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Todo comenzó el 21 de agosto, cuando la Televisión Central de China emitió una información sobre las funciones "obscenas" que ofrecieron dos compañías de strippers en el funeral de un campesino del distrito de Donghai, en la provincia oriental de Jiangsu. Unos 200 vecinos, incluidos varios niños, asistieron a la actuación, habitual en los entierros rurales para atraer espectadores y conseguir así la mayor afluencia posible al funeral. La crítica información de la televisión estatal propició la rápida intervención de la policía y, probablemente, traerá consecuencias mayores, puesto que ya son muchas las voces que han pedido que se prohíban estos espectáculos. Incluso, se ha puesto un número de teléfono a disposición de los ciudadanos para que denuncien este tipo de casos, con recompensas de hasta 37.5 dólares.
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Qué cosa tan terrible ¿no? Un estado que se entromete en los actos privados de las personas (¿dónde escuché yo algo así?) y encima fomenta la delación. ¡Fea la actitud!
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El asunto vino justo en una semana en la que los decesos de gente conocida estuvo a la orden del día para mí y me hizo recapacitar sobre el tema de la muerte. Pero no se asusten que no lo trataré en este espacio. Al menos no hoy (no quiero que Coolman me critique otra vez, ja ja).
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Mi bisabuela contaba que, cuando ella era "moza", las familias pudientes contrataban a las lloronas, mujeres a las que se les pagaba para llorar y llorar durante el velorio. Cuando estaba yo viviendo en Chile, recuerdo que había una teleserie (protagonizada por el lalala Benjamín Vicuña, el papá de la beba de Pampita) en la que uno de los personajes femeninos había montado una verdadera empresa que brindaba ese servicio.
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Más acá en el tiempo, recuerdo a mi tío Saturnino, un fenomenal e incansable cómico vocacional que podía pasarse la noche entera contando chiste tras chiste, sin repetirse y manteniendo el excelente nivel de los relatos. Mi padre (que, al igual que yo, no era un entusiasta de los velorios) siempre preguntaba si le habían avisado al tío Saturnino antes de decidir ponerse el traje negro para el funeral.
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No era el caso de mi familia, pero en alguna ocasión las obligaciones sociales me llevaron a asistir a algún funeral en el que el servicio de cattering era celestial. Esa noche comí mejor que en un restaurant cinco tenedores y, cuando volví a casa, tuve que recurrir al antiácido.
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Es decir que las "atracciones" nunca estuvieron excentas de los homenajes post mortem. Pero esto de las (o los) strippers es realmente novedoso. Me imagino a la mina bailando al ritmo de "You can leave your had on" junto al fiambre; a la viuda vestida de negro (aunque creo que para los chinos el color de luto es el blanco) junto al cajón y, de repente, le cae un corpiño sobre la cabeza!!!!! ¡¡¡¡ES-PEC-TA-CU-LAR!!!!
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En nuestro caso (el de los gays) al deudo le caería una sunga de leopardo!!!!!
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Por favor, cuando yo me muera dejo encargado que hagan una gran festichola, con stripper incluído. Pero, ya saben, nada de esas moles deformadas de músculos. Tómense el laburo de encontrar alguno que vaya de acuerdo a mis preferencias estéticas, más inclinadas a la armonía que a la cantidad (sip, EN TODO ORDEN DE LA VIDA, je je).
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Y si quieren hacerme más feliz todavía... organicemos mi velatorio cuando todavía esté vivo, así puedo disfrutar yo también.
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Eso ha sido todo por hoy. Desde las calurosas riberas del ancho río marrón, se despide Víktor Huije, un reportero al que (por más que lo niegue) lo excitan los entierros.
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4 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaj yo tambien vi esa teleserie de la funeraria!!!

y me imagino un funeral con "A ti te lo entierran hoy" de la sonora de tommy rey, copado.

tormentadeletras dijo...

humm..a ver..elegiria para tu velorio un joven oscuro,fibroso,con ojos de infierno,manos largas y expresivas, de ser posible,un artista.....y el espectaculo seria asi:

El ,estaria totalmente desnudo..y al son de tus canciones favoritas..se vestiria..hasta estar hipertapado!!!!
Una vez vestido ,leeria..alguno de tus cuentos,y le pasaria la posta de lectura...a tus mas cercanos!!!
sabes siempre te leo ..pero no siempre puedo escribirte algo ,porque ,tus escritos reclaman reflexion,y una cuidadosa lectura...
Respero tus letras..y sigues moviendome cositas en el alma!!!
un abrazo de oso!!!!1
y un besito dulce

Araña Patagonica dijo...

jajajaj... yo ya opiné en otro blog sobre este tema.. No lo podía creer.
Y joder! hoy pensaba postear algo similar.
Bueno, igualmente te dejo un gran beso
y viva la joda pre y post mortem!

Anónimo dijo...

Queridísima Tormenta, te nombro organizadora oficial de mi velorio!!!!!!!
Nunca creí que hubiera alguien capaz de expresar mejor que yo mis propios deseos!!!!! Me fascinó la idea!!!!! Por favor, estate atenta al momento en que estire la pata y hacelo POR FAVORRRRRRRRR, ja ja ja.

Novelas de Carlos Ruiz Zafón