lunes, 31 de julio de 2006

SU GUERRA. NUESTRA MUERTE



Opacados por una guerra que consterna a media humanidad, pasan cosas que no debiéramos dejar de lado.
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Hace un año y días sucedió, en Londres, lo que para cualquiera sería (lisa y llanamente) un asesinato. Sin embargo, esta muerte puso en evidencia con cuánta impunidad se manejan algunos gobiernos poderosos. En el Primer Mundo, hay algunas vidas que valen menos que otras y el hecho de matar no siempre merece ser juzgado de la misma manera. ^
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El 22 de julio de 2005, un grupo de agentes londinenses persiguió a Jean Charles de Menezes, un electricista brasileño al que confundieron con un terrorista. Lo acorralaron y lo mataron de ocho balazos. Siete de ellos, en la cabeza.
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Por entonces, Londres todavía estaba conmovida por los atentados terroristas a su red de subterráneos y las fuerzas de seguridad veían sospechosos en cualquier persona con aspecto de inmigrante. Una año después, la fiscalía británica decidió que no presentará cargos contra los agentes, porque no existen pruebas suficientes para llevarlos ante los tribunales.
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A ver... Recapitulemos.
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Menezes, un joven de 27 años, murió de ocho balazos. Ocho tiros efectuados por agentes de seguridad (¿?) que lo persiguieron por los pasillos de Stockwell Station. Ocho disparos que, sin embargo, no alcanzan para testimoniar la comisión de un homicidio. Ocho balazos que no son suficientes para desenmascarar un hecho de flagrante xenofobia.
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En sus conclusiones, los fiscales solo recomiendan que la policía metropolitana sea multada por infringir la legislación sobre seguridad, al no garantizar la protección del joven brasileño. Pero más allá de las declaraciones oficiales, en la sociedad londinense aun sobrevive la idea de que los policías hicieron lo correcto. Es más, el oficial que estaba al frente de la división armada que asesinó a Menezes aseguró en todo momento que sus hombres no merecían ser llevados ante la justicia. "Nosotros le exigimos a esta gente que haga algo extremadamente difícil y ellos pensaron que, con sus acciones, hicieron de Londres un lugar más seguro" (SIC).
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Queda claro así que la discriminación y la ignorancia no son patrimonio de nuestros países subdesarrollados. Pero no por ello deberíamos suspirar con alivio. En estos casos, siempre seremos nosotros las víctimas de sus miedos.
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Un año atrás, recuerdo haber mantenido una discusión muy acalorada con alguien muy cercano a mis afectos que, desde un análisis por demás inocente y simplista, esbozó una disculpa para este hecho altamente vergonzoso y aberrante. "Que se joda... ¿para qué corrió?" fue su paupérrima conclusión. Y yo (que me caracterizo por un temperamento más bien sanguíneo) estuve a punto de hacerlo sucumbir bajo el peso de mis convicciones. Pero como lo quiero, le salvé la vida.
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¿Por qué corrió?
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Se me ocurre más de una respuesta para esta pregunta. Me figuro que, en su condición de inmigrante, Menezes tuvo miedo de ser arrestado y deportado. ¿Tendría sus papeles en regla? No lo sé. Y no lo averigüé porque no me importa. También puedo imaginar que, en su condición de latinoamericano, Menezes asimiló culturalmente un instintivo temor hacia el accionar de las fuerzas de seguridad. Tampoco lo sé, pero puedo suponerlo. También puedo considerar razones menos cándidas. Digamos que, tal vez, se tratara de un ratero o (¿por qué no?) un terrorista pagado por Al Qaeda...
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No importa por qué corrió. Las causas de la actitud de Menezes hubieran tenido relevancia si los policías hubieran cumplido con su deber. Después del homicidio, lo único que queda es el cadáver de un inocente (porque la inocencia de Menezes quedó bien demostrada). Así como, después del comentario de mi amigo, lo único que queda es la certeza de que la vida no vale nada.
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Hace algunas décadas, cuando las fuerzas militares eran dueñas del país (gracias al apoyo de unos pocos y el silencio de muchos), la frase "algo habrán hecho" era moneda corriente. Con ella se buscaba justificar el secuestro de personas por parte de las autoridades de facto, en nombre de una supuesta lucha contra la subversión. Ese "algo habrán hecho", dicho con tanta liviandad y con tan mala leche, dejaba al descubierto un completo desprecio por el semejante. Porque "semejante" no significa "igual". Un semejante "parece" igual a mí, pero no lo es. A mí JAMÁS se me ha sospechado de delincuente. Esta lógica de almacén es la que nos han enseñado durante siglos. El famoso "sálvese quien pueda" que ha cargado tantas muertes sobre la conciencia de nuestra sociedad y que aun no merece un rechazo unánime.
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El asesinato de Menezes representa un acto de prepotencia seguida de impunidad extremadamente repudiable. Pero la justificación de cualquier crimen, por parte de las potenciales víctimas, es una muestra vergonzante del largo camino que aun nos queda por delante, para alcanzar la sociedad justa y equitativa que algunos soñamos.
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domingo, 30 de julio de 2006

EL ÚLTIMO TREN

No. No se trata de una publicidad de Camel ni nada que se parezca a una apología del consumo de tabaco. Simplemente se trata de una hermosa foto que le tomé a Víctor, hace unos meses, durante nuestro paso por Mendoza. Nos habíamos escapado por un rato de la mirada familiar para pasar un momento con nosotros mismos, mezclados en el anonimato de la ciudad. Recuerdo aquella noche con gozosa melancolía y ya no sé si darle las gracias a Víctor, a Mendoza o a mí mismo.
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El amor tiene medios que a veces pueden resultar reprobables. Pero cuando las cosas salen bien, no resulta difícil unirse a las lides de Maquiavello y justificar los métodos en función de los logros. Porque en el amor todo vale y uno se vuelve esencialmente egoísta y mezquino cuando está enamorado. Quiero tu felicidad porque ME hace feliz saber que sos feliz. Y si no soy feliz con tu felicidad, es porque no estoy tan enamorado como lo pregono. Como te amo, me interesa todo lo que pueda sucederte, desde lo más trascendente a lo más nimio. No hay demasiadas vueltas en este asunto.
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Estoy un poco críptico hoy ¿no? Ha de ser porque no he dormido mucho, je je. Y porque a menudo la cabeza trabaja más de lo saludable. De todos modos, confío en que el destinatario de estas palabras sabrá descifrarlas.
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Al señor de la foto, le dedico este poema que le escribí hace unos días. No tengo mucho más para decir.
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EL ELEGIDO
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Si te amo
es porque te lo has ganado
pero más que nada porque me lo merezco.
En esto del amor me he vuelto muy egoísta
y después de tanto ensayo
he aprendido a buscar y a encontrar
lo que preciso.
Es decir
alguien que me abrace cuando llego a casa
que me proteja
que respete mis humores y me enseñe
a respetar los suyos.
Alguien que me dé la confianza necesaria
para saltar sin red sobre sus brazos
y que me diga que me ama...
sí...
pero que mejor me ame
aunque no me lo diga tanto.
Curioso que justamente yo
desconfíe del valor de las palabras.
Después de tanto intento
de tantos años buscando el arco iris
has sido el elegido.
Vos
que llegaste a mí después del otoño
que me cargás sobre tus hombros
y sos curita y plasticola de mi alma.
Vos serás
esta vez sí
el último tren de mi futuro.
Vos sos el camino
y ya no me interesa ir más allá
de donde acaba el sendero.
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Víktor Huije
26 de julio de 2006.
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Mañana vuelven los temas de actualidad: la guerra, la muerte, la homofobia. Suele ser mucho más fácil mirar hacia afuera que darse una vueltita por el interior de uno mismo.

sábado, 29 de julio de 2006

SÍ, QUIERO... ¡SÍ, PUEDO!



Mi ausencia en el día de ayer estuvo maravillosamente justificada. La razón vino de la mano de los dos sujetos que aparecen en la foto.

Ellos se conocieron el 20 de diciembre de 1997. Los presentaron durante una reunión de SIGLA (Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina) y, desde entonces, siguen juntos.

Se llaman Adolfo y Raúl los protagonistas de esta historia que ya lleva casi nueve años. Años de paciencia, de reacomodamientos, de concesiones, de acuerdos, de consideraciones... pero, más que nada, de amor. Porque, si algo los caracteriza, es el amor que cada uno siente por el otro.

En un mundo signado por la falta de compromiso, por la frivolidad, por la mezquindad y el desapego, ellos se dan permiso para AMAR (así, con mayúsculas), como una manera de desmentir a todos aquellos que (acorazados dentro de su propio egoísmo) proclaman la imposibilidad de la completa y amorosa entrega. Porque Raúl y Adolfo conforman una pareja singular. Pero singular no tanto en el sentido de su excepcionalidad como en el de su oposición a la pluralidad. Para que se entienda: a pesar de ser dos, son uno. A partir de sus propias e indiscutibles individualidades, para los que los conocemos, es imposible pensar en uno sin pensar también en el otro. Raúl lo dice a su modo: "Antes de conocer a Adolfo, amor era solo una palabra sin contenido, inasible, algo que les sucedía a los otros. Pero desde el 20 de diciembre del '97, el amor también es cosa mía".

¿Y será ese mutuo amor la única razón por la cual, en el día de ayer, mis dos amigos decidieron acogerse a los beneficios de unión civil? Sin duda, no. Porque, además de ser buenos tipos ("La cara los vende", dijo la jueza que los casó), los mueve una profunda necesidad de militancia y de dejar constancia de su existencia y de su valor. Valor como contrapartida de precio y también de cobardía. Adolfo es el encargado de disipar las dudas: "La unión civil es lo que hay. Y tomamos lo que hay para dar testimonio de lo que tenemos pero también de lo que nos falta". Y lo que nos falta es, justamente, una ley que contemple nuestros derechos hereditarios y patrimoniales a nivel nacional y que nos abra las puertas a la adopción. Es decir, que equipare nuestras uniones con las de los heterosexuales.

Adolfo y Raúl tienen una postura firme ante la vida, cimentada con corajuda humildad y con humilde coraje ("que no es lo mismo pero es igual", Silvio dixit). Sin caer en categorías capitalistas, ellos saben que para ganar hay que arriesgar. Amor es riesgo. Una lotería, dirían las abuelas. Porque cuando uno ama y se atreve a vestir ese amor con el abrigo de la convivencia, se puede ganar o se puede perder. Aunque en realidad siempre se gana, pues el solo intento ya es riqueza.

Amar es atreverse, darse permiso para amar y para dejarse amar. Lo demás es pura cháchara. Apenas cobardía disfrazada de desilusión. Los que se regalan la posibilidad de amar son dueños de sí mismos. Seres capaces de saltar sin red. Y allí está la magia.

Porque en el amor no hay garantías y, sin embargo, tampoco hay azar. La construcción de una pareja perdurable involucra un continuo y sustancial esfuerzo por superar escollos. Esfuerzo que dota de significado a la labor misma. Y si alguno de los dos integrantes de la pareja falla (ya sea por falta de convicción o por humana falibilidad), los dos fallan. Y aquí aparece una curiosa variante del coraje: cuando uno no puede aportar a la pareja lo que la pareja necesita, ambos deberían tener la valentía necesaria para afrontar y decidir el alejamiento (para no hablar de ruptura, que me suena a fracaso). Después de cuatro décadas de amor ininterrumpido, sé perfectamente que "adiós" también puede significar "te quiero" o (redoblando la apuesta) "me quiero".

Claro está que esta situación de alejamiento nada tiene que ver con la realidad actual de Raúl y Adolfo. En un mundo en el cual "para siempre" quiere decir "por un rato", ellos se comprometen responsablemente ante la ley y la sociedad a seguir adelante con un proyecto que se fue gestando durante los últimos ocho años y contempla una convivencia para el resto de sus vidas. Una convivencia huérfana de coerción. O sea que ellos están juntos porque quieren y no porque un papel se los imponga. Y eso también es magia.

Dice Rafael Freda (alma "pater" de SIGLA) que la homosexualidad es una elección; que uno elige por esa identificación entre ser y sentir. De modo similar, mis amigos eligen hacer pública su unión: para que lo que sienten SEA ante los ojos del mundo.

Que quede claro: el que quiere puede.

jueves, 27 de julio de 2006

EL BARBA NOS ESTÁ ADVIRTIENDO



En la tarde de ayer, Buenos Aires fue azotada por una inusual tormenta de granizo. Autos destrozados, techos caídos, catorce heridos hospitalizados, cortes de luz, celulares sin señal, una línea de subterráneos fuera de circulación. Hacía mucho tiempo que los porteños no sufríamos tan dramáticamente un fenómeno climático.

Yo acababa de salir del ciber. Caminé dos cuadras y empezó el bombardeo. De un momento a otro, el asfalto se tiño de blanco, la gente corría buscando refugio y los autos se subían a las veredas para ganar un sitio debajo de los árboles o los toldos. Tuve la suerte de encontrar la puerta de un locutorio abierto y allí me metí. Pero fue suerte a medias. Sentada en una silla junto a la vidriera, había una señora mayor (también refugiada) que no hacía más que rezar y pregonar a los cuatro vientos: "¡El Señor nos está castigando! ¡El Señor nos está castigando!". Al principio me pareció chistoso, pero al cabo de quince minutos, la tormenta no amainaba y la señora seguía con su letanía, a la que poco a poco le fue agregando nuevos elementos. "Tanta bomba. Tanta bomba" repetía la señora con no poco ritmo bailantero. Consideré seriamente la posibilidad de salir a la calle y exponerme al traumatismo de cráneo, con tal de no seguir escuchando al heraldo del apocalipsis.

Pero ¿quién sabe si la señora no tenía algo de razón?

Hace unos meses, leí una noticia que pasó sin pena ni gloria. Parece ser que un asesor en medio ambiente del gobierno norteamericano fue cuestionado por "cajonear" unos informes que establecían la relación entre las obras realizadas por las petroleras y el calentamiento global. Incluso ese "señor" (desgraciadamente no recuerdo su nombre ni su cargo exacto) llegó a declarar que "el calentamiento global no existe", que es una entelequia creada por los grupos conservacionistas. Obviamente, todo quedaba claro cuando uno se enteraba de que, antes de ocupar su puesto en la administración Bush, el hombre había sido uno de los principales lobbystas de las empresas petroleras texanas. O sea, lo pusieron en ese lugar para que hiciera exactamente lo que estaba haciendo. O sea, los poderosos no comenten errores.

Más claro, échenle agua. El granizo de ayer, el verano en pleno julio que reina en todo nuestro territorio y toda la larga serie de desarreglos climáticos que azota al mundo entero tiene que tener una razón.

A los señores empresarios les importa un comino el calentamiento global. Son capaces de vender a su madre por tener un punto más de utilidades a fin de año. Así talan bosques para sembrar soja, contaminan los terrenos con cianuro y otros venenos para extaer oro, trasladan sus industrias al tercer mundo para que la falta de controles ecológicos les permita abaratar costos... Aunque el planeta estalle antes de que nazcan sus bisnietos.

Los políticos no hacen nada porque una buena política económica da más votos que una buena política ecológica. Eso de la desertificación del planeta es algo para lo cual falta mucho y ellos tienen que ganar las elecciones este año. Sin contar las coimas por hacer la vista gorda, que no son un asunto menor.

Y la gente en general, los habitantes de este bendito planeta, nos dividimos en tres grupos bastante dispares. Por un lado, los pocos que tienen plena y fundada conciencia de la importancia de cuidar la naturaleza y se esfuerzan por hacer docencia dentro de sus posibilidades. En segundo lugar, la multitud de seres en el mundo que no tienen idea de lo que significa el efecto invernadero, porque están demasiado ocupados en buscar la manera de seguir comiendo y respirando. O sea, subsistiendo como pueden. No les podemos pedir a estas personas que se preocupen, además, de la conservación del planeta más allá de los recaudos por que no les caigan los misiles yankies, israelíes o libaneses por la cabeza. Y en tercer lugar, estamos el resto de los mortales, los que no somos ni políticos, ni grandes empresarios, ni activistas verdes ni seres humanos perseguidos por las guerras o las miserias más extremas.

Nosotros, ¿qué hacemos para resguardar el planeta?

Yo, nada. Y no es algo de lo que me enorgullezca.

miércoles, 26 de julio de 2006


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Hay veces en que siento que todo o casi todo está perdido. Discrepo con Pito Fáez.
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Los padres de una joven de 19 años, que padece una discapacidad mental y quedó embarazada a raíz de una violación, pidieron que se le practique un aborto, de acuerdo con lo que prevé el Código Penal. El artículo mencionado dice en forma expresa que el aborto “no es punible” cuando el embarazo “proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente”.
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Sin embargo, el pedido de la familia de la joven fue desestimado por la jueza de primera instancia Inés Noemí Siro. “Es difícil dejar de lado la formación jurídica y cristiana”, dijo la jueza. Pero lo más increíble es que la Cámara de Apelaciones ratificó el fallo con los mismos argumentos que Siro. Ahora deberá decidir la Corte Suprema Provincial.
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Este asunto tan controvertido generó un artículo aparecido en el diario "PÁGINA 12" en el día de hoy. Su autora, Sandra Russo, hace un planteo muy diferente al de los magistrados. Y uno, que está huérfano de principios religiosos (a Dios gracias) no puede menos que estar de acuerdo con ella.
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Dice la Russo: "Es muy difícil intentar imaginarse cómo funciona una conciencia que no puede cargar con el peso de una decisión prevista por la ley. Es más difícil aún imaginarse esa conciencia si se trata de la de una jueza, de la de alguien que debe ajustarse a derecho.
La objeción de conciencia hasta ahora fue esgrimida por médicos que por convicciones personales se negaban –se niegan– a prescribir métodos anticonceptivos a menores de edad. Para el aborto la objeción de conciencia no es necesaria porque el aborto es ilegal. Salvo en casos extremos, en casos insalvables, en casos cuya crudeza desborda cualquier prurito moral. En casos tan desgarradores como éste: el de una incapaz violada. Así lo indica la ley, con ese lenguaje descarnado y hasta peyorativo, con una coma célebre que a veces es interpretada como inclusiva de todas las mujeres violadas, y la mayoría de las otras veces como un límite que circunscribe la admisión del aborto a una mujer violada e incapaz.
Pero ahora, la insólita e inexplicable objeción de conciencia de una jueza parece conducir la vida de esa incapaz violada hacia una horrible maternidad, porque hay que decir esto. Hay que decirlo. Hay maternidades que son horribles. Que son condenas. Esa conciencia que se interpone entre el rigor de la ley y el aborto solicitado para interrumpir el embarazo de esa incapaz violada es una conciencia que, presuntamente, favorece la vida. Que sacraliza la maternidad en cualquiera de sus formas. Y hay formas de la maternidad que destilan padecimiento. Hay formas de venir a este mundo que son inviables. Hay dilemas mucho más complejos y profundos que el planteo al que esa jueza parece responder.
La vida no puede convertirse en un salvoconducto moral de almas simplificadoras. La vida no puede ser una bandera sucia de dolor ajeno, y la conciencia de nadie puede tranquilizarse porque decida esconderse en un cliché. Y en definitiva, si alguien es tan católico como para no sentirse apto en el momento de aplicar la ley, ese alguien no puede ser juez. No puede la vida ya viviente de nadie estar en manos de un tipo de conciencia así. No puede el destino de nadie ser decidido por un dogma que es personal, particular, específico y antojadizo, porque eso y nada más que eso es el dogma católico, en este caso, para una ciudadana que pide por justicia."

martes, 25 de julio de 2006

CURIOSIDADES DE LA LENGUA


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Hcae uons msees, rbecií un creroo en el que daícen que no irotpma el odren en que emabircsos las lartes de las parbalas. En ttnao eimaborcss la prremia y la úmtila en el oedrn ccetroro, el crebreo se ecragna de odanerr las rnatetses. En el txeto que me eraivonn se líea ptecfero, preo ¿sreá vderad?, ¿fnocunia con oorts txotes, por epmlejo étse? ¿Pudieron leer el párrafo anterior?
Por si acaso, lo repito como corresponde. Dice: "Hace unos meses, recibí un correo en el que decían que no importa el orden en que escribamos las letras de las palabras. En tanto escribamos la primera y la última en el orden correcto, el cerebro se encarga de ordenar las restantes. En el texto que me enviaron se leía perfecto, pero ¿será verdad?, funciona con otros textos, por ejemplo éste?".
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Como yo sé lo que escribí, no puedo decir si funciona o no. Ustedes dirán. Espero las respuestas AQUÍ O EN EL BLOG PARALELO. Contesten, che.
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Pensando en esto (porque yo a la hora de pensar soy muy jugado), mi mente hizo una extraña asociación y recordé a mi madre que, cuando yo era chico, hablaba en jeringozo con mi abuela para que nosotros no entendiéramos lo que decían. El jeringozo consiste en agregar las sílabas PA, PE, PI, PO o PU detrás de la vocal de cada sílaba. Por ejemplo: napadiepe mepe fipirmapa epen epel blopog paparepelepelopo (ja ja ja ja, ya sé que soy un jodido, ja ja ja ja). Obvio que llegó un momento en que comprendimos cómo era el asunto y pasamos a entender todo lo que las viejas hablaban sin que ellas se dieran cuenta. Apasípi fuepe cópomopo mepe epenteperépe depe quepe mipi veperdapadeperopo papadrepe nopo eperapa epel quepe fipigupurapabapa epen mipis dopocupumepentopos, por ejemplo.
Y como en mi vida no existen las casualidades, esta mañana, escuchando la radio, Lalo Mir le hizo una entrevista al mítico Chiquito Reyes, el amigo del Negro Olmedo, ambos reconocidos cultores del ROSARIGASINO.
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Seguramente, mi amiga Tormenta de Letras (http://tormentadeletras.blogspot.com/) estará saltando en una rosarina pata al momento de leer estas líneas.
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El rosarigasino es una jerigonza muy divertida. Consiste en agregar los infijos (cachen el vocablo) GASA, GASE, GASI, GASO o GASU detrás de la sílaba tónica de cada palabra. Por ejemplo: Si no encuegasentran lugagasar pagasara firmagasar, egasentren en el blogasog paralegaselo (seguidor como perro 'e sulky el tipo, ja ja ja) Hoy el día en Buenos Aires está un asco. Mucha humedad, baja presión, llovizna... una porquería. Por eso me pongo a pensar en esta pelotudeces. Pero por lo menos estas pelotudeces activan un poco el cerebro. Si lo intentan, se van a dar cuenta de la concentración que se necesita para poder hablar tanto en jeringozo como en rosarigasino. Al menos hasta tanto uno se acostumbre. Mi marido, por ejemplo, me miró con cara de terror cuando se iba a trabajar y yo le decía con carita de colegiala: "Chagasau, mi amogasor. Te agasamo mugasucho". Debería haberlo filmado, ja ja ja.
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Bueno, como verán, hoy día tranqui. Casi no he tenido contacto con gente y apenas salí de casa me metí en el ciber para postear. Después iré a ver qué están haciendo mis hijos y, tal vez, más tarde me pase por lo de Bellota. En el Líbano, los israelíes siguen nazificándose; continúa el paro ganadero; los empresarios no quieren largar un peso de aumento; los policías que mataron al chico de Budge siguen borrachos... pero bueh, hoy me tomo un día sabático.
Antes de irme: si alguien sabe de otra jerigonza como éstas, que la haga conocer. Son muy divertidas y no tan estúpidas.
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Ademagasás, un besogasote pagasara mi amigasigo Diegasego, que ogasotra vez estagasá soligasito y necesigasita migasimos. ¡Tepe quieperopo mupuchopo Diepeguipi!!!!!!!!!!
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lunes, 24 de julio de 2006

DE SEÑORAS, LOCAS, SEÑORAS LOCAS Y OTRAS YERBAS.



Resultó que algunos gays que conozco y me conocen (nótese el plural) se molestan o, al menos, se sorprenden (¡!) porque me "mujereo". O sea, porque digo (por ejemplo) que soy "una señora casada". Aducen, con plena autoridad, que antes nunca lo hacía. Y eso es inobjetablemente cierto.
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Partamos de la base de que siempre hice lo que quise. Muchas veces pedí opinión, pero jamás permiso. De modo que, si quiero referirme a mí mismo como "señora", lo hago y ya. ¿Soy acaso menos hombre por eso? ¿Se resiente en alguna medida mi masculinidad? Respuesta: NO.
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A lo largo de cuatro holgadas décadas, los que tuvimos la suerte de gozar de una mente amplia hemos aprendido que el que es no necesita parecer. Yo soy hombre y lo soy aunque no lo parezca. Y soy puto también (en el sentido argentino, que equivale a homosexual, sin ninguna referencia a algún tipo de prostitución). Soy un hombre puto. Y aunque me hiciera el macho, lo seguiría siendo.
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Eso sí, soy tan raro que incluso entre los putos doy la nota. Detesto la música tecno. Madonna no me va ni me viene. No suelo frecuentar las discotecas. Desconozco por completo qué es lo IN y lo OUT en cuanto a moda. Cuando cocino, uso ajos y no echalots. No me calientan los tipos con uniforme. Nunca pisé un gimnasio. Soy un desastre en la costura. Me caracterizo por mi desorden. Puedo salir a la calle aun cuando los zapatos no me combinen con el color de la camisa... Y la lista podría extenderse ad infinitum.
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Debo aceptar, no obstante, que en ciertos aspectos me identifico con el estereotipo de la marica clásica. No me gusta el fútbol. Mucho menos la mecánica. Tengo una voz ligeramente aflautada y se me quiebra un poco la muñeca. Algún iluso/a podría confundirme con un tipo delicado, pero la verdad es que se me nota lo mariposa. Y será porque no hago nada por ocultarla. En las contadas ocasiones en que voy a una disco, bailo como loca con Thalía y su "¿A quién el importa?". Me encantan los sahumerios y las velitas aromáticas... Y no sé si esta lista se extiende mucho más allá.
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Pero la diva mejicana tiene razón: ¿qué importancia tiene no encajar (o sí hacerlo) en el paradigma de la marica pasiva? Yo opino sin pelos en la lengua (e imagino la sonrisa de Bellota ante semejante locución) que la "molestia" o la "sorpresa" ante determinadas elecciones dialécticas y/o estéticas responden pura y exclusivamente a una marcada y omnipresente homofobia. Porque, no nos engañemos, los homosexuales también podemos ser homófobos.
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Días atrás, participando de un grupo de reflexión, en la marcha surgió el tema de las marchas del orgullo. Una vez más tuve que escuchar frases tales como "A mí no me representan", "a mí no me gusta el escándalo", "yo no tengo nada que ver con las locas que se trasvisten". Vaya, vaya. ¿Qué quieren decir esas palabras? Sencillamente: "desprecio a los que se salen de la norma". O lo que no es lo mismo, pero es igual: "me da miedo que me confundan con ellos". Y eso es homofobia. Es no respeto por lo diverso.
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Hace algunas décadas, los integrantes del mítico FLH ya padecieron segregaciones semejantes cuando participaban en manifestaciones políticas. Eran una isla en medio de la multitud, un grupito de locas alrededor de las cuales se generaba un doloroso vacío. Porque, por aquellos años, nadie quería que lo confundieran con esos degenerados que, encima, pretendían reivindicar derechos muy cuestionados.
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¿Qué ha cambiado hoy en día? Mucho y nada.
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Mucho porque, en la actualidad, solo una minoría de canallas cuestiona seriamente los derechos de los miembros de la comunidad GLTTTBI. Eso sí, canallas pero poderosos y, por tanto, influyentes.
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Y poco porque la reivindicación de esos derechos, aun hoy, se ve obstaculizada además por la falta de concientización y compromiso de los propios interesados. Situación ésta que se sostiene sobre tres pilares fundamentales: el miedo, la comodidad y la homofobia que reinan dentro de nuestras propias filas.
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Por cierto que no se trata aquí de organizar innovadoras cacerías de brujas (novedosas puesto que seríamos justamente las brujas las que nos cazaríamos entre nosotras mismas). La idea no es instaurar la dictadura del dedito acusador. Tantos siglos de sometimiento cultural dejaron una huella muy profunda en los postulados educativos de nuestra sociedad y no podía esperarse una respuesta diferente por parte de los gays contemporáneos.
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La idea es iniciar un lento proceso de toma de conciencia. Plantear las vicisitudes de nuestras diversas realidades para generar debate, para permitir esa libre expresión que es tan cara a los ideales democráticos. Sin juzgar, instemos a los homófobos (propios y ajenos) a fundamentar sus posiciones adversas a la diversidad. Instémolos a pensar y, en la medida de lo posible, a debatir. No caben dudas de que un debate honesto y sin chicanas no puede menos que concluir en el desenmascaramiento de los prejuicios. Y una vez allí, las conductas homofóbicas no tendrán más remedio que batirse en retirada.
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sábado, 22 de julio de 2006

EL MATE, LA AMISTAD, LA PIRATERÍA Y LUIS SALINAS

Por si alguno no lo sabe, el mate es una infusión característica del Río de la Plata (Argentina, Uruguay, Paraguay y sur de Brasil) y, si bien no es inusual que uno lo beba en soledad, mayoritariamente se acostumbra compartirlo en ronda de amigos.
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Como alguna vez le escuché decir a Lalo Mir: en este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es "Hola" y la segunda "¿Unos mates?". Esto pasa en todas las casas. Cuando no hay confianza, la gente pregunta: ¿Dulce o amargo? El otro responde: "Como tomes vos". Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores... Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena (la charla, no el mate). Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar: vos hablás mientras el otro toma y viceversa. Es la sinceridad para decir: basta, cambiá la yerba! Es el compañerismo hecho momento. Es la sensibilidad al agua hirviendo. Es el cariño para preguntar, estúpidamente: "¿Está caliente,no?". Es la modestia de quien ceba el mejor mate. Es la generosidad de dar hasta el final. Es la hospitalidad de la invitación. Es la justicia de uno por uno. Es la obligación de decir "gracias", al menos una vez al día. Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.
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Eso es lo que pasa cuando me junto con mis amigos, todos muy materos. Porque amistad y mate son casi sinónimos. Cuando ese amigo es Bellota Caravaggio, se agrega otro elemento fundamental: la música. Si llego y no hay música (lo cual no es usual), con toda confianza soy yo el que pone un poco de "ruido". De modo que, mientras charlamos de nuestras cosas o trabajamos para GLOBA, la música y los mates forman parte de la rutina.
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Ayer, después de varios días sin vernos, nos juntamos por la noche. Teníamos muchos chismes atrasados y nos teníamos que poner al día. Mientras él ponía la pava en el fuego, yo elegía la música. Tarea para nada sencilla, puesto que Bellota es un melómano consuetudinario, poseedor de una discoteca envidiable y por demás ecléctica. Pero en realidad mi elección de ayer fue rápida: un CD de Luis Salinas.
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Sin duda habrá entre los lectores de estas páginas quienes no sepan de quién se trata. Seré breve: el sujeto en cuestión es un guitarrista de la hostia que, según los eruditos, HACE TODO MAL. Mal la posición de los dedos, inapropiada la inclinación de la espalda, inusual la combinación de los acordes... Y puede que tengan razón, pero el asunto es que SUENA MARAVILLOSAMENTE BIEN.
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Conclusión: fomentando la piratería, me copié el CD de Luis Salinas y no he podido dejar de escucharlo desde entonces (suelo ser así de obsesivo). Sobre todo una canción de Togo Rodríguez, que el mismo Salinas canta con una voz mágica:
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MAÑANA ESTARÁS BIEN
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Por más que trates y procures olvidar
no podrás.
Tan importante fue lo que has vivido que
tu herida aun está sangrando.
Yo lo sé.
Por más que trates de fingir estar feliz,
no lo estás.
Es evidente en tí. Se nota en tu mirar.
El brillo aquel que había en tus ojos no es
igual.
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Mañana estarás bien, pero no ahora.
Tu risa está muy bien, mas tu alma llora.
Mis ojos y mi piel son la poesía
que tú has leído y recuerdas todavía.
Mañana estarás bien, pero no ahora.
Tu risa está muy bien, mas tu alma llora.
Porque tú eres al fin la poesía
que yo escribí y me perteneces todavía.
*
Por más que exista quien te ame más que yo
yo estaré
en el mejor lugar de tu imaginación.
Seré tu irrecuperable tentación.
Por más que vayas donde vayas me verás
sin querer
en una melodía, en una noche fría
o en el momento más sublime de tu ser.
*
Mañana estarás bien...
*
*
Si alguien quiere escucharla, que baje un fragmento en:
*
*
Si le gusta, se la mando completa por mail.
*
Y ahora me voy. Salinas me espera con un mate

viernes, 21 de julio de 2006

LEYENDA DEL VERANO Y EL OTOÑO


Hoy se cumplen cinco años del inicio de aquella ignota epopeya. Muchos habrá que descrean de los sucesos. Otros habrán de magnificarlos a extremos inverosímiles. Pero lo que sí es cierto es que, a tan pocos años vista, los hechos que aquí han de narrarse ya se han establecido en el reino de lo mítico. Este humilde cronista ha sido testigo cercano de cuanto aconteció en aquellos años de luces y de sombras, y se dispone ahora a exponer solo la verdad y nada más que la verdad.
*
Uno era Verano y el otro solo Otoño. El destino los había puesto en contacto a la distancia, vaya a saberse en qué extrañas circunstancias. Ambos necesitados de una luz, de una justificación, de un para qué. Ambos aferrados a sí mismos pero con la angustiosa necesidad de compartirse. Verano buscaba un futuro en un país del sur que no terminaba de derrotar a los ables de la intolerancia y la católica discriminación. Otoño ansiaba dejar atrás el pasado, desde otro país sureño que apresuradamente se hundía y se ahogaba en sus propias heces. En esas circunstancias, cada uno descubrió en el otro un mundo empático; un universo hospitalario y solidario; Un alma continente que, a su vez, anhelaba contensión. Y a pesar de que uno fuera Verano y el otro solo Otoño, decidieron correr el riesgo del amor.
*
Este cronista debe confesar que algunos detalles puntuales se han ido desdibujando con el tiempo, pero no es menos cierto que bien sabe distinguir entre esencia y sustancia.
*
El 19 de julio de 2001, Verano emprendió su viaje al borde del estero de Viña del Mar, mientras Otoño ultimaba los preparativos para su recepción, en la ribera del río marrón de Buenos Aires. Sin embargo, algunos dioses ladinos se empeñaron en complicar la historia de los dos amantes y organizaron una furiosa rebelión de nieve en la cordillera. Pero Verano sabía muy bien lo que quería y no se amilanó. Antes bien, agotaría todos los recursos pues sabía que Otoño lo esperaba junto al río. Así pues, Verano hurgó en los intersticios de las altas cumbres y, tras un azaroso periplo de cuarenta horas, llegó por fin a Buenos Aires, agotado, ansioso, esperanzado.
*
Era la mañana del 21 de julio cuando Verano y Otoño se estrecharon por primera vez, comprobando de ese modo que la magia existe. Ambos supieron al instante que había valido la pena tanta angustia y que sus vidas estarían, de allí en más, unidas para siempre.
*
Buenos Aires los acogió con sus gélidas y húmedas caricias de invierno, pero en el pequeño hotel de Constitución todo fue primavera. La calle Florida los vio caminar abrazados. Desparramaron besos por Puerto Madero y lloraron de amor en la Plaza San Martín.
*
Como los dioses insistían en su empeño, vencido el plazo del encantamiento, Verano tuvo que regresar volando a Viña (y no es metáfora). Existe una extensa documentción de aquella despedida. Buenos Aires lloró por los amantes y ya nuca volvió a ser la misma.
*
Pasaron pocos meses y estaba claro que la distancia es cáncer para el amor... y viceversa. Entonces Otoño decidió apostar a todo o nada, en un excepcional e inolvidable rapto adolescente. Dejó todo atrás (afectos, geografía, hábitos, una vida entera) y esta vez fue él el que cruzó la cordillera, ante la mirada furiosa de los dioses, que nada intentaron para disuadir tamaña determinación.
*
Era una locura pero una locura hermosa. Una locura que duró dos años junto al mar, en una Viña que jamás se percató de que aquella parejita, que no osaba ir de la mano por la calle Libertad, encarnaba el deseo de una utopía.
*
Los detalles del final no son relevantes y les pertenece exclusivamente a los protagonistas. Aunque este humilde cronista siempre supo que los dioses ladinos no toleran desafíos.
*
Por ahí dicen que Verano nunca olvida. A pesar de haber echado raíces en su tierra y de haberse transmutado en una cebra nuevamente enamorada.
*
De Otoño, cuentan los que saben que se perdió en las húmedas veredas de una Buenos Aires que ya no lo reconoció como enteramente suyo. Dicen que su corazón quedó partido y que una mitad está enterrada en las playas del Pacífico, en Reñaca o en los cerros de Quilpué. Eso dicen, pero yo sé que aquel Otoño no sobrevivió a la separación.
*
No obstante, como suele suceder en estos casos, otro Otoño ha renacido junto al río marrón. Porque ése es su fatal destino: nacer, siempre nacer. Y es así como hoy se lo ve recorriendo Buenos Aires de la mano de otro amor, sin recelos, sin rencores, sin arrepentimientos y con todos sus recuerdos a cuestas. Camina mientras canturrea por lo bajo:

"... Yo te ofrezco mi destino
y el respiro de mi vida
y el perfume del espino
es testigo transparente de mi alma.
El correr de mi vida es un milagro
y es tu pecho quien me enseña..."

Buenos Aires, 21 de julio de 2006

jueves, 20 de julio de 2006

LAS MALAS COMPAÑÍAS

Hoy, 20 de julio, es el DÍA INTERNACIONAL DEL AMIGO. Esta celebración tiene origen en Argentina y se lo debemos a Enrique Ernesto Febbraro, profesor de sicología, filosofía, historia, músico y odontólogo, quien el 20 de julio de 1969, mientras miraba por tevé la llegada del hombre a la Luna, consideró que había madurado su idea de dedicarle un día al amigo. Envió mil cartas a cien países y, a vuelta de correo con 700 respuestas, había quedado fundado el Día del Amigo. “Escuché que el alunizaje del módulo era un gesto de amistad, desde la humanidad hacía el universo. ¡Ya está, es el día elegido!, dije. Hoy se celebra en unos cien países y esta en la agenda del corazón de los argentinos”.
No sé qué sucederá en otros países (en Chile no recuerdo que se celebre), pero en Argentina, el Día del Amigo es ya una institución, más importante que el Día de la Independencia.
Desde la medianoche, me he abocado a la tarea de saludar a mis amigos y he recibido decenas de mensajes en respuestas, todas signadas por el más sincero sentimiento.
En la foto de hoy he intentado hacer un torpe collage en el que figuren algunos de mis más queridos amigos. Algunos, verdaderos amigos del alma, como esas cuatro locas que aparecen en el centro, rodeándome. Somos las putipoderosas de Hurlingham (de izquierda a derecha, la Cristina, yo, la Gata, la Tota y abajo, agachadita, Mamá Cora, Diego), una prueba irrefutable de que vale la pena vivir. Ellos son mi familia, la única que reconozco como tal, junto a mis hijos y Víctor, por supuesto, que justifican cada uno de mis respiros.
En la esquina superior izquierda, Adriana, la madre de mis hijos y la mujer más maravillosa que he conocido. Debajo de ella, una amiga asidua de este flog a la que no conozco en persona pero que ya siento como tal: Valeria (www.fotolog.com/esvalu). Después está Darío, un nuevo amigo que me ha regalado mi militancia en GLOBA, la mejor prueba de que la juventud también puede ser inteligente, sensata y sensible. A Bellota Caravaggio casi ni tengo que presentarlo, es una de las figuras estelares de este flog y uno de mis amigos más queridos.
En la esquina superior derecha, mi queridísimo amigo Rodrigo (www.fotolog.com/the_section_one) con quien alguna vez soñé con compartir mi vida, hasta que la vida nos demostró que existen los imposibles. A su lado, la Darcy, uno de los más bellos regalos que me hizo Chile. Debajo de ellos, Guzz, mi amigo del Oeste, y Fernando, mi amigo cheto de Palermo, ja ja.
En la última línea, en primer lugar aparece mi marido, la China chilena, Víctor Arce, que poco a poco ha sabido amarme con todo su corazón y (lo que es más importante) hacérmelo saber. Después aparece María Eugenia Ritó (alias Leonardo González); la Peterita que a pesar de haberse alejado la sigo queriendo mucho; Raúl y Adolfo, que la semana próxima legalizarán una relación que ya se hace insostenible (ja ja) y, por último, la Colorada Teresa, en cuya morada de Almagro se organizan nuestras peliculeadas.
Obvio que falta gente: mis amigos de 1491, con los que compartí once años en los escenarios y en la vida. Falta Teresa Fernández, falta Breefcake de México, falta Benjactorcillo de Chile, Tormenta de Letras, Lala...
Y falta Aldo Chiappe, gran dibujante y mejor amigo... más que amigo... una parte importantísima de mí mismo, más que un brazo, más que un hígado, más que mi propio corazón.
Todos y cada uno de ellos, junto a los tantos que siguen faltando en la lista, saben que los quiero aunque muchas veces no se los diga; que yo no sería yo si no fuera también por ellos. Ellos son los que me demuestran que no he arado en el mar.
A todos ellos
FELIZ DÍA DEL AMIGO !!!!!!!!
Ah!!! me olvidaba de mi amigo Serrat, que a pesar de no conocerme, me enseñó a vivir y escribió una canción que refleja bastante bien a mis propios amigos, ja ja ja.

LAS MALAS COMPAÑÍAS
Mis amigos son unos atorrantes
se exhiben sin pudor, beben a morro,
se pasan las consignas por el forro
y se mofan de cuestiones importantes.
*
Mis amigos son unos sinvergüenzas
que palpan a las damas el trasero,
que hacen en los lavabos agujeros
y les echan a patadas de las fiestas.
*
Mis amigos son unos desahogados
que orinan en mitad de la vereda,
contestan sin que nadie les pregunte
y juegan a los chinos sin monedas.
*
Mi santa madre me lo decía:
cuídate mucho Juanito de las malas compañías.
Por eso es que a mis amigos los mido con vara rasa
los tengo muy escogidos, lo mejor de cada casa.
*
Mis amigos son unos malhechores
convictos de atrapar sueños al vuelo,
que aplauden cuando el sol se trepa al cielo
y me abren su corazón como las flores.
*
Mis amigos son sueños imprevistos
que buscan sus piedras filosofales,
rodando por sórdidos arrabales
donde bajan los dioses sin ser vistos.
*
Mis amigos son gente cumplidora
que acuden cuando saben que yo espero.
Si les roza la muerte, disimulan,
que pa' ellos la amistad es lo primero.

miércoles, 19 de julio de 2006

AVE FÉNIX



Yo soy el Ave Fénix.
Heme aquí.
Dejen que me presente.
He muerto tantas veces que ni recuerdo cuántas
Y sigo aquí chapoteando en mis cenizas
porque ardo y renazco pero no olvido.
Será tal vez ése mi castigo.
*
Morí gozosamente cuando el primer hombre
aun niño como yo
entró dentro de mí para hacerme renacer
igual que antes
pero iluminado.
De allí en más
muertes menos placenteras se tornaron costumbre.
*
A los catorce morí junto a mi hermano
y a los diecinueve
cuando se abrió el armario de mis deseos
morí con todos los que quisieron entender que yo no era yo.
Morí a los veinticuatro con un amor sidoso
y a los treinta
cuando un dios sobrepasado por mi autosuficiencia
se llevó a mi hija
se llevó a mi madre
se llevó mis ansias por beber
y se llevó literalmente mis brazos y mis piernas
dejando solo un pecho que seguía latiendo
y esta lengua mía que ha sabido cobrarse venganza.
*
Pero renací cada vez de mis cenizas
para volver a morir una y mil veces.
*
Morí cuando la luna que me dio tres soles
se mudó de galaxia
y volví a morir a su regreso
porque comprendí que ya no tenía caso.
Después
con apenas luz para iluminar el presente
crucé la cordillera y fui feliz de nuevo
casi sin darme cuenta
hasta que el alma me reventó en pedazos otra vez...
otra vez como pompa de jabón que no sabe alzar el vuelo.
Y a pesar de haber quedado manco de ilusiones
después de aquella muerte que me costó más de una vida
heme aquí una vez más.
A pesar de que la parca quedara eternizada en un solo nombre.
A pesar de que esa media muerte
ya nunca podrá regresar de su silencio.
*
Pareciera que el Ave Fénix no ha de rendirse nunca
pero no existe crimen que escape a la condena
y la perseverancia será mi penitencia
hasta que llegue el momento de dejar en claro mi fragilidad.
*
Amando sin remedio
enfrentando a los verdugos que codician mi cabeza
seguiré en esta tierra
que tanto me dio y tanto me ha quitado.
Seguiré hasta que el fuego otra vez me consuma.
Pero esta vez
suplico
desparramen mi polvo sobre los cuatro vientos
acorralen mis humos en el fondo del mar
y quiten el nombre de mi urna
para que mis cenizas no se puedan juntar.

Viktor Huije, 18 de julio de 2006.

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Dedicado a todos aquellos y aquellas que me ayudaron y aun me ayudan a morir y renacer, verdaderos coautores de mi historia.

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martes, 18 de julio de 2006

LO SIENTO, PERO LO NUESTRO ES IMPOSIBLE.



Ayer, uno de los habitués de estas páginas, me reclamó el hecho de postear siempre temas pesados y serios. "Creo que un día deberías hablar de algo un poco mas banal! La vida no es solo problemas y pensamientos!" dijo coolman_egr. Y tiene razón. La vida no es solo eso.
Tengo 44 años y eso lo aprendí muy bien. No se crean que soy un viejo amargado que carece de sentido del humor. Si revisan mis posteos con mi amig@ la Gata (www.fotolog.com/activismo) se darán cuenta de que no.
En la vida hay también diversión, ocio, tiempo libre, banalidades, soluciones a los problemas, mentes en blanco... Y está bárbaro que así sea. El tema es lograr un equilibrio. Porque no creo que en este flog se hable siempre de temas densos. O al menos esa no es la idea. Por eso celebro el llamado de atención de Coolman. Aunque... repito: hay taaaaantos flogs donde sólo se habla de banalidades que no se necesita uno más.
Justamente, cuando leí su comentario, estaba pelotudeando en el ciber, buscando fotos de uno de los pocos deportistas que realmente me gustan. Y cuando digo "gustar" quiero decir "ratonear", "generar fantasías". Me imagino que ni hará falta nombrarlo. La foto es harto evidente y supongo que no habrá muchos que no lo conozcan. Pero como nunca falta algún despistado, el muchachito de marras se llama Rafael Nadal, español él, tenista él. Hermoso él.
No tengo la menor idea de su vida privada. No sé dónde vive, ni si tiene pareja, ni si le interesan los hombres o las mujeres. ¿Para qué decepcionarse? Con solo mirarlo me alcanza. Total, aunque sea gay nunca me va a dar pelota. Si me intereso un poco más en su personalidad, puede que hasta corra el riesgo de descubrir que es un idiota o, ¡peor!, que sea un idiota homófobo.
Si entran en el siguiente enlace
tendrán acceso a un álbum con más de cien fotos de Rafael. Todas para ustedes, ja ja ja.
Además, si se vuelven fanáticos, también pueden entrar en su página personal:
Una belleza de hombre que seguramente colmará las expectativas de mi crítico, quien según sus propios dichos siempre está hot, ja ja ja. Por mi parte, no me puedo quejar. Tengo marido y no necesito que nadie me lleve al río, como a la casada infiel de Lorca. Así que, Rafael, NO INSISTAS. Soy una señora comprometida. JA JA JA JA...

lunes, 17 de julio de 2006

HERZBOLÁ DECLARA GUERRA ABIERTA CONTRA ISRAEL



En el día de la fecha no tenía pensado actualizar esta página.

Me había imaginado un día abúlico, sin demasiada sorpresa... no sé... levantarme, asear un poco la casa (no mucho porque la humedad reinante en Buenos Aires torna completamente inútil todo esmero por la limpieza), pasar a leer el correo, visitar a mis hijos, controlar que esté todo en orden con ellos, dar clases como todos los días y volver a mi hogar por la noche, preparar la cena y esperar la llegada de Víctor para conversar de nuestra jornada, mirar un poco de tele y hacer... todo lo que un buen matrimonio hace.

Yo había preparado un día hermosamente rutinario.

Pero al conectarme a internet, suelo cometer el mismo cotidiano error: leer los diarios. Y esta vez me encontré con la noticia de la intromisión de tropas israelíes en territorio libanés y de los cientos de muertos... Nada nuevo, pero no por repetido se aplaca mi consternación.
No hay mucho por decir sobre el asunto. Creo que todos los que pasan por aquí piensan y sienten como yo.
La guerra no lleva a nada bueno. Y un pueblo históricamente perseguido como el judío debería saberlo mejor que yo.

Les dejo una canción del uruguayo Jorge Drexler, que resume casi todo lo que me angustia en el día de hoy.


MILONGA DEL MORO JUDÍO

Por cada muro un lamento
en Jerusalén, la dorada.
Y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento,
y aunque sangro de tu herida
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela.
No hay un bando ganador.
No hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela,
no importa el disfraz que viste.
Perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera:
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.

Y a nadie le di permiso
para matar en mi nombre.
Un hombre no es más que un hombre,
y si hay dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido
rumbo también del olvido.
No hay doctrina que no vaya.
Y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.

Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.
Jorge Drexler


Ojalá existiera un dios que se hiciera cargo de los odios y las penas de sus hijos.

domingo, 16 de julio de 2006

ME VA LA VIDA EN ELLO



Yo sé que Silvio me ha acompañado a lo largo de largos y largos años de lucha contra el mundo y contra mí mismo. Yo sé que sus canciones han sido bíblicas para mi mente siempre en plan de búsqueda.
Sin embargo, hace unos meses pude comprobar (muy a mi pesar) algo que ya venía sospechando desde la más tierna juventud: que en algún aspecto Silvio Rodríguez era también un ser humano, pasible de defectos, fobias y también prejuicios.
Si tienen algo de tiempo, los invito a visitar una página dedicada al escritor chileno Pedro Lemebel, quien (como los seguidores de estas páginas sabrán) se ha convertido en uno de mis favoritos. La página en cuestión es:

http://elortiba.galeon.com/lemebel.html#EL_MALENTENDIDO_DEL_UNICORNIO_

En ella, Don Pedro relata un frustrante encuentro entre un par de locas chilenas con el cantautor de sus ensueños. Encuentro durante el cual afloró la proverbial homofobia izquierdista.
O sea: Silvio Rodríguez nos desprecia como el común de los mortales.

Pero nadie crea que estas líneas buscan denigrar al artista ni mucho menos. Sigo disfrutando de su música y su poesía del mismo modo en que disfruto de Borges o de Piazzola, salvando las distancias entre todos ellos. Sé diferenciar al hombre del artista y mi opinión acerca del arte de Silvio no cambia por una triste anécdota, por representativa que resulte.
Ni siquiera empecé a escribir con la idea de hablar sobre el cantautor cubano. Simplemente me senté ante el teclado con la melodía de un tema de Luis Eduardo Aute, cuya versión con Silvio Rodríguez viene sonando desde hace unos días en mi cabeza: "Me va la vida en ello". Una canción que curiosamente tiene mucho que ver conmigo, con mi yo más íntimo y mi yo más visible a la vez.

ME VA LA VIDA EN ELLO
(Luis Eduardo Aute)

Cierto que huí de los fastos y los oropeles,
y que jamás puse en venta ninguna quimera.
Siempre evité ser un súbdito de los laureles
porque vivir era un vértigo y no una carrera...

Pero, quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello ...
dímelo ... me va la vida en ello.

Cierto que no prescindí de ningún laberinto
que amenazara con un callejón sin salida.
Ante otro "más de lo mismo" creí en lo distinto
porque vivir era búsqueda y no una guarida...

Pero, quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello ...
dímelo ... me va la vida en ello.

Cierto que cuando aprendí que la vida iba en serio,
quise quemarla de prisa jugando con fuego.
Y me abrasé defendiendo mi propio criterio
porque vivir era más que unas reglas en juego...

Pero, quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello ...
dímelo ... me va la vida en ello.

Siempre habrá algún tema de Silvio Rodríguez que me lleve a la reflexión. Siempre habrá alguno que me haga sonreir o que me haga emocionar. Siempre habrá uno en especial que no podré escuchar sin que se me haga un nudo en la garganta, ése que ya no puedo cantar, ése que me transportará siempre a otras épocas más tristes pero también más felices... Épocas que a veces se parecen mucho a un naufragio "por haber creído que amar era el verbo más bello".

A pesar de que Silvio Rodríguez muestre su lado flaco, mostrándose ante el mundo como de izquierdas, al tiempo que no puede ocultar su homofobia. "Eso sí es contra natura" dice Zerolo.

sábado, 15 de julio de 2006

VOLVER A BUSCAR LA VERDAD



Todavía suceden en el mundo cosas que logran sorprenderme.

Esta mañana tempranito compré el Página 12 y lo primero que leí fue la contratapa, a cargo del maestro Osvaldo Bayer (recomiendo la lectura de todos sus artículos, que se publican on line casi todos los sábados en www.pagina12.com.ar).

Parece ser que la Iglesia Luterana de Alemania acaba de dar a conocer un documento en el que plantea la escandalosa disparidad de oportunidades que existe entre las clases sociales pobres y ricas. “El hambre es un escándalo” dice. Y en eso solo un canalla puede estar en desacuerdo.

Días atrás, tuve la suerte de toparme con una emisión de radio conducida por gente que aprovechó la fiebre del Mundial para hacer periodismo en serio. Entre otras cosas, señalaba el cronista la abismal diferencia en el estándar de vida entre un habitante de Munich y otro de Leipzig, por ejemplo. Resulta que los alemanes son tan regios que hasta se dan el lujo de tener una Alemania del primer mundo, opulenta, occidental, producto del famoso milagro alemán, y otra más tercermundista (sin llegar tampoco a tanto), representada por los antiguos territorios de la Alemania Democrática, acuciada por los fantasmas del desempleo y la “pobreza”.

Por fin una iglesia toma el camino que le corresponde”, se alegra Bayer. En vez de hablarnos de cielos e infiernos y de otras vidas, ese documento nos habla del hambre y de la pobreza en ESTE mundo. Hambre y pobreza que siempre se traducen en desigualdad de oportunidades.

La iglesia protestante, la más grande de Alemania, llama nada menos que “escándalo” a la pobreza en la “rica Alemania”. Es necesario asumir la vergonzosa realidad en la cual un grupo minoritario acumula, día a día, más poder económico (y por ende también político), mientras los que tienen menos luchan cada vez más para no quedar entre los marginados. Al fin alguien se ha dado cuenta de que ESO NO ES DEMOCRACIA.

Sin la justa repartición de los bienes materiales no existe la igualdad de posibilidades”. O sea: toda sociedad moderna que se precie debe aplicar los principios de la justa repartición. O sea: “La sociedad es democrática cuando todos tienen la posibilidad de vivir en dignidad”. O sea: dejémonos de mirar para el costado y asumamos que, si no somos solidarios, todo se va al carajo (y esto lo digo yo, con un lenguaje soez que el maestro Bayer jamás emplearía).

La desocupación es (para este documento de los cristianos luteranos) la causa principal de la pobreza y de la marginación social. Ya sé, éste es el momento en el que más de uno de los que están leyendo dirán: “Yo siempre he sido pobre y nunca he salido a delinquir”. Y lo dirán sin detenerse a analizar algunos detalles. A saber:
1) El que está leyendo estas líneas tiene acceso a una computadora y a una conexión de Internet. Pocos de los marginados latinoamericanos tienen su suerte.
2) El que se ha tomado el tiempo de leer estas líneas tiene una preparación intelectual suficiente como para inmiscuirse en temas que muchos pueden considerar abstractos o fuera de su interés (falta de instrucción mediante).
3) El que tiene acceso a estas líneas no sufre la angustia de no saber si mañana tendrá algo para llevarse a la boca.

Como siempre digo a todo aquel que me quiera escuchar: mis hijos jamás han vivido entre lujos, pero es mentira que tengan las mismas oportunidades que los chicos que piden limosna en los trenes. Y sería muy larga la lista de diferencias.

El mejor método de llevar adelante una sociedad es mediante la educación y el perfeccionamiento. Hay que eliminar de todo sistema educativo las estructuras selectivas que hacen que el éxito en la vida de un niño y de un estudiante dependan de su origen social y no de sus propias capacidades. Y para que eso sea posible (no nos engañemos) es imprescindible lograr que el número de pobres sea ínfimo.

En este sentido, el documento luterano es tajante: Si hay pobres es porque en la sociedad una parte goza de riquezas desmedidas y fuera de toda ética”. Sociedad que tiene una parte de conciudadanos que no llegan a satisfacer sus necesidades mínimas es una sociedad inmoral. El mismo calificativo recibe el gobernante que nada hace por igualar las posibilidades. Una verdad de Perogrullo: “con el estómago vacío no se aprende”.

Pobreza significa violencia, aislamiento, no participación, y para combatirla es necesario apelar a la LIBERTAD y a la SOLIDARIDAD. “La capacidad de un ser humano para crear riqueza no debe ir en beneficio propio más allá de su bienestar”. “Lo demás es delinquir contra su propia sociedad”. Todas éstas son palabras del vocabulario humano, es decir, existen: solidaridad, ética, diálogo, responsabilidad. No pertenecen ni a la ilusión ni al concepto de utopía. La educación debe significar integración. No a las diferencias religiosas, no al racismo, no a la violencia. No a la homofobia (acoto yo).

Llama la atención este decidido lenguaje, principalmente enfocado al sistema que ha creado en el mundo la pobreza. Y con la pobreza, la violencia. En momentos en que se bombardean ciudades en nombre de la libertad o se persiguen las ideologías y los modos de vida diferentes a los del común, sale este documento que establece que la única salida es la solidaridad.

Culmina Bayer: “Mientras el papa Ratzinger, en Valencia, se dedica a proclamar su negación contra el matrimonio de los homosexuales, los luteranos toman la sartén por el mango y reanudan una vez más el problema básico de la humanidad: la búsqueda del sistema que termine con la injusticia y la violencia social”.

Y ya está todo dicho.

viernes, 14 de julio de 2006

¿QUÉ SE SIENTE?

Una de mis películas preferidas es "El Espejo Tiene Dos Caras", protagonizada, escrita y dirigida por la diva de las divas: Barbra Streisand.
El personaje de la Streisand (Rose Morgan) es una brillante profesora de literatura que se siente fea y poco deseada y se viste y actúa en consecuencia. No voy a hacer aquí un resumen de la película porque no viene al caso, pero ella tiene la desventaja de ser hija de una mujer que fuera muy hermosa en su juventud (personificada nada menos que por Lauren Bacall) y de una hermana (Mimi Rogers) que está acostumbrada a casarse con los hombres que le gustan a la pobre Rose.
Tanta es la desesperanza de la protagonista que deja de asistir a las citas, cancelando a último momento con excusas banales.

Hoy, mientras me duchaba, me miré al espejo y me dije: "Diablos, qué viejo estoy". Mi cabeza ya está poniéndose gris, el rostro no puede ganarle la batalla a la rosácea y mucho menos a las arrugas... mis energías ya no son las de antaño... Y me vi feo y poco deseable. Rose Morgan vino de inmediato a mi memoria.
En una escena, ella enfrenta a su madre y le hace una pregunta que (aun antes de ver por primera vez la película) yo ya me había hecho: "¿Qué se siente?" le pregunta Rose a la Bacall. "¿Qué se siente al ser admirada, deseada por todos los hombres?".
Eso... ¿qué se siente? Y no es que nunca nadie me haya mirado. Cuando joven supe recoger alguna que otra mirada al entrar en Contramano y, ahora de madurito, de vez en cuando alguien me echa una mirada. Para la China soy todavía muy atractivo (por algo me habrá elegido...). Pero jamás fui una de esas bellezas que detienen el tiempo y el aliento de los que tienen el placer de admirarlos en persona.
Esta pregunta estaría dirigida en este caso a más de uno de los que frecuentan este fotolog y, sobre todo, a muchos de los que aparecen el la lista de favoritos: Lebart, Dandan_cebolinha, Browbao, Underpix, Chicoodandy, Dudumedeiros, Evertonfelipe y tantos y tantos otros. ¿Qué se siente?

Novelas de Carlos Ruiz Zafón