sábado, 30 de septiembre de 2006

QUERER Y PODER




Mi hija tiene debilidad por los lóbulos de mis orejas (asunto que a su debido tiempo habrá de solucionar con su analista). Le fascina mordérmelos. Dice que son gorditos como una milanesa (insisto: mi hija es carne de diván). “Quiero morderte la oreja” me advierte cuando está aburrida. (sí, soy una especie de chupete).
"Pero no podés" le respondo. A lo que ella me retruca: "Querer es poder". Y ahí es cuando yo intento explicarle que QUERER no siempre es PODER, que para que la voluntad se transforme en acto se necesita oportunidad, esfuerzo, constancia, etc., etc.

Como el caso presentado por la revista VIVA de Clarín, en agosto pasado.

En la Universidad de Buenos Aires (UBA), hay unos 1000 estudiantes que viven en villas de emergencia (villas miseria en Argentina o callampas en Chile). Son chicos de condición social muy humilde y, con el afán de superarse, afrontan obstáculos imposibles que a muchos de nosotros (más preparados, mejor alimentados) nos harían bajar los brazos. Al millar que estudia actualmente se le agregan 1300 que ya se recibieron. Representan el 1% de la población mayor de 17 años de las villas.

Melisa Millani tiene 24 años y vive en la Villa 20, al sur de la ciudad. Estudia arquitectura y trabaja en un plan de viviendas para sus vecinos. Ella nació en Oruro, Bolivia, y terminado el secundario, fue por más pero todo se tornó mucho más difícil. Para terminar el Ciclo Básico Común (CBC) en la UBA tiene que hacer changas y acostumbrarse al sacrificio extremo. Para llegar a la Ciudad Universitaria, debe tomar dos colectivos y tarda hora y media y otro tanto al regreso, rondando la medianoche. Se sabe que arquitectura es una carrera para gente de plata, pero ella afirma que nunca se sintió discriminada, aunque confiesa que no habla mucho sobre su lugar de pertenencia.
Carmen Chocobar tiene 30 años, es soltera y madre de 4 varones. Trabaja desde los 8 y fue mamá por primera vez a los 15. Hoy vive en la Villa 21 de Barracas y es empleada doméstica. Este año empezó el CBC para cursar Administración de Empresas. Uno de sus patrones la incentivó y la ayuda con los estudios. Terminó la secundaria hace un año y no tenía la menor idea de lo que era el álgebra. La pasó muy mal pero se resiste a bajar los brazos. “Tengo toda la esperanza de poder levantar mi nivel. Sé que puedo, aunque muchas veces me bajones”, dice.
En general, el villero universitario tiene, tras de sí, una familia que ajusta su presupuesto hasta lo indecible para que uno de sus miembros llegue donde ninguno de ellos pudo. Sin embargo, no es la norma y, aun así, los obstáculos son innumerables.
En principio, para poder estudiar necesitan un empleo que les permita afrontar los gastos más elementales. Para ello deben ocultar su verdadera dirección. Si dicen que viven en la villa, jamás serán convocados. En el caso de obtenerlo, deben compatibilizar los horarios de trabajo con los de sus clases, teniendo en cuenta que Buenos Aires es una ciudad en la que las distancias y el tránsito pueden desalentar al más emprendedor. Además, si bien la universidad es gratuita, los gastos son más que considerables: fotocopias, libros, viáticos, alimentos fuera de casa... y, en especial, las pocas horas que pueden dedicar al estudio propiamente dicho.
Leonardo Molinas tiene 25 años y es hijo de inmigrantes paraguayos. Para solventar sus estudios de abogacía hace changas como albañil. Quiere especializarse en Derecho de Familia. Cuando se gradúe, piensa abandonar la villa pero asegura que seguirá brindando asesoramiento jurídico en el barrio, “porque es donde hace falta”. Es claro, allí los problemas no conocen límites: desde procesos delincuenciales hasta casos de explotación laboral, violencia intrafamiliar, drogas, trata de blancas y todos los males que uno pueda imaginar.
Argentina es un país extraño, signado por los claroscuros. Pero incluso en un país copado por la corrupción y la mezquindad del “sálvese quien pueda”, que entroniza el desaliento y desprecia los esfuerzos, incluso aquí es posible bregar en pos de un sueño (con permiso de Tinelli, jeje). Y esto es así porque alguna vez fuimos un país solidario, un país que ofreció a sus habitantes (hijos de la tierra y de los barcos) igualdad de oportunidades. En ese país todo era posible: la libertad, la solidaridad, la educación, la salud, la convivencia... Desgraciadamente, también hubo sitio para la violencia y la traición, que aun hoy son moneda corriente.
Si mi hija hubiera nacido en aquella Argentina que yo conocí de pequeño, seguramente hubiera colmado sus anhelos con expectativas más edificantes que las que busca satisfacer mordiéndome la oreja.

Esto ha sido todo por hoy. Desde la Misteriosa Buenos Aires y mientras Jorge Julio López sigue sin aparecer, se despide Víktor Huije, solo un padre con orejas gordas.

viernes, 29 de septiembre de 2006

¿NUNCA MÁS?





El miércoles de la semana pasada, comenté la sentencia a cadena perpetua que recayera sobre el ex comisario Miguel Etchecolatz. En medio de la alegría que dicha noticia representaba para quienes deploramos aquella época de horror que azotó a nuestro país, así como a sus gestores, ya se sabía que el principal testigo de la causa estaba "desaparecido".

Se trata de Jorge Julio López, un albañil de 77 años que había sido secuestrado y torturado por Etchecolatz, en tiempos de la dictadura, a raíz de su militancia montonera. López fue la pieza clave para la condena del represor y (oh, casualidad) se desconoce su paradero desde el lunes 18 de este mes. Simplemente, DESAPARECIÓ una vez más.

Mucho se ha hablado en los medios sobre el tema y no sé si es pertinente repetir conceptos que ya resultan verdades de Perogrullo. Sin embargo, es notable (por no decir triste, desalentador, vergonzoso) el poco compromiso de la sociedad argentina toda ante tamaño retroceso en la defensa popular de los derechos humanos. Después de 11 días de su desaparición, ya es más que claro que no está perdido ni que una supuesta paranoia lo ha llevado a ocultarse voluntariamente. En un contexto en el que está involucrada la Policía de la Provincia de Buenos Aires (una de las instituciones de "seguridad" más sangrientas y represoras de nuestra historia, pre y post proceso militar) y en el que los jueces que condenaron al ex comisario de marras y a los que tienen a cargo las casi 1000 causas contra ex represores que esperan fecha para ir a juicio son amenazados de muerte (con anónimos depositados en sus propios escritorios), no es serio eludir la certeza de que aquella "mano de obra desocupada" de la que se hablaba en tiempos de Alfonsín no está tan desocupada como parecía. Antes bien, mantienen sus resortes bien aceitados y recuerdan muy bien cómo lograr que la sociedad se amedrente y dé un paso atrás cuando de defenderse ante la agresión se trata.

Pero resulta tanto o más indignante que Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, en un arranque de "conchudismo supino", se olvide de su propia lucha y salga al cruce de las críticas al gobierno, recomendando que se investigue a la víctima y afirmando que tanto su supuesto secuestro como su misma participación en el juicio no son más que una trampa de sectores opositores para "tirarle un muerto" a Kirchner.

No olvidemos que lo importante aquí es el hecho de que UN CIUDADANO HA DESAPARECIDO a través de la metodología de los milicos de la década del '70. No olvidemos que lo más terrorífico del caso es que la sociedad toda NO se ha movilizado EN BLOQUE para repudiar este hecho.

La única movilización que se efectuó hasta el momento estuvo a cargo de unas pocas organizaciones de izquierda, que terminaron peleándose entre sí por no poder imponer cada una su postura y tratando de sacar rédito de una TRAGEDIA de la cual el pueblo argentino todavía no es consciente.

La desmemoria es el mayor de nuestros males. Y siempre va de la mano de la desconfianza y la consecuente falta de compromiso. Como me decía ayer mi amigo Bellota, es el síndrome de la paranoia: "uno no se moviliza para que no lo confundan con los zurdos que solo buscan llevar agua para su molino con consignas que fatalmente exceden a los fundamentos de la movilización". Todos hemos oído los reclamos de renuncias, de linchamientos y de una huelga nacional hasta que el "compañero López" aparezca sano y salvo. Y es así como, los que no se sienten identificados con las consignas, con esa excusa por demás pueril, se quedan cómodamente en sus casas, no se hacen escuchar y dejan que la única voz que se escuche sea la de los sectores que NO LOS REPRESENTAN. En tanto, miran todo desde la televisión, fuente de toda razón y justicia, en la que la foto de López (repetida tantas veces) se les confunde con la imagen de Marcelo Tinelli. Así, se conduelen del destino trágico del pobre albañil y se emocionan hasta las lágrimas por el triunfo en "Bailando por un Sueño" de Florencia de V. Se indignan por la falta de seguridad (tema del que en los '70 no se hablaba) y se ríen de los regaños que, desde Miami, le hacen a la Rata Riojana ("Futura viuda busca presidenciable maduro para fines serios. Contactarse con la Chechu").

Con genuina angustia, compruebo una vez más que NO HEMOS APRENDIDO NADA.

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Eso es todo por hoy. Desde las callecitas de la Misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista con memoria que intenta separar la paja del trigo.

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miércoles, 27 de septiembre de 2006




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Parece que el DIABLO ya lo está reclamando...

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Eso es todo por hoy. El que sepa interpretar, que interprete, je je.
Desde la repentina llovizna de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, hoy más críptico que nunca.

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martes, 26 de septiembre de 2006

EL CANTO UNIVERSAL




Si fuera creyente, podría decir que "el hombre propone y Dios dispone". Pero, como no lo soy, me quedo con la idea de que las cosas no siempre suceden como uno lo espera. A veces, para mejor.

Este es el caso de mi último fin de semana.

Mi marido trabajaba, mis hijos se iban de viaje y nada particularmente interesante se presentaba en mi panorama. Sin embargo, un mensaje del Turco lo cambió todo de un momento a otro. La CHA (Comunidad Homosexual Argentina) invitaba a GLOBA Diversidad a participar de una reunión con los integrantes del Coro de Hombres Gay de Los Ángeles (GMCLA), el sábado por la tarde, en su sede del barrio de La Boca.

Como es mi costumbre, llegué tarde a la cita (parte por mi habitual impuntualidad y parte por la inevitable dificultad para encontrar la dirección de la sede de la CHA, ubicada en un pasaje casi desconocido de la zona sur de la ciudad). Por lo tanto, no pude presenciar la llegada de los coreutas yankis, que (al decir de mi amigo Bellota Caravaggio) estuvo sembrada de anécdotas a la hora de "romper el hielo" (no obstante, me figuro que él debe haber tenido un protagonismo trascendente en el episodio). Fue una reunión amena, como de viejos amigos. Los bellos integrantes del coro se interiorizaron de la realidad de los grupos de minorías sexuales en nuestro país y comentaron sus propias experiencias, tanto en su propio país como en el resto de los lugares del mundo que han visitado. Tampoco faltaron las fotos y las demostraciones de afecto al momento de la despedida.

El Coro de Hombres Gay de Los Ángeles se fundó en 1979 y, a pesar de haber visto diezmadas sus filas durante la década del '80 a causa de la epidemia del SIDA, cumple desde entonces una tarea de revalorización de la comunidad gay dentro de la sociedad en su conjunto. En esta ocasión, 120 de sus casi 200 integrantes realizan una gira sudamericana. Ya han visitado Santiago de Chile, ahora han pasado por Buenos Aires y seguirán por Montevideo y por Río de Janeiro. Es de destacar que la gira no aspira a lucro personal ni institucional. Sus presentaciones son absolutamente a beneficio de la lucha contra el SIDA. En el caso de Buenos Aires, el día viernes dieron un concierto en el Hospital Muñiz, especializado en enfermedades infecciosas, particularmente destinado a los infectados con VIH, y el domingo, se presentaron en el Teatro Coliseo a total beneficio de dicho Hospital.

El encuentro fue sumamente emotivo. Con el título "CANTO UNIVERSAL", los 120 coreutas fueron apareciendo por los corredores del teatro, llenando la sala de una música que nada tenía que ver con el acartonamiento que suele caracterizar al canto coral. El espectáculo no solo incluía música (a través de un repertorio por demás cuidado y pensado para transmitir un mensaje claro de solidaridad y amor), sino que también contó con histrionismo, danza y mucho, mucho humor. En una nota que Hywel Sims (director ejecutivo de la agrupación) ofreció a Sentido G, comentaba que en sus comienzos lo controversial era la inclusión de la palabra "gay" en el nombre; en cambio, transcurridos los años, hoy en día lo difícil de superar es la inclusión de la palabra "coro". Hermosa paradoja, fruto de una labor seria de visibilización y vocación de servicio.

¿Cómo expresar lo que sentí? Mil palabras no serían suficientes. Una bellísima mezcla de emoción con melancolía, deseos por ahora inalcanzables y gratitud... sobre todo gratitud. Porque esos hombres que nos cantaban y nos bailaban desde el escenario no tenían ninguna obligación de estar allí. Tranquilamente podrían haberse quedado en la comodidad de sus casas californianas a vivir la vida propia de cualquier otro hijo de vecino californiano. Pero, en cambio, eligieron salir al mundo, PAGANDO LOS PASAJES DE SU BOLSILLO, preparando y ensayando un espectáculo de calidad profesional para demostrarle al mundo que ser gay no es sinónimo de pecado ni de frivolidad. Un espectáculo realmente magnífico que atesoraré en mi memoria mientras viva. Porque la solidaridad solo se paga con memoria, sin olvido. Y por siempre quedará en mis oídos la versión de "Canción con Todos", del argentino César Isella, que en un castellano perfecto resumió los anhelos de unidad para una Latinoamérica que muchos quieren desunir.

Confieso que no tenía idea de la existencia del GMCLA y lo lamento. También lamento la poca difusión de su paso por Buenos Aires en los medios locales. Pero estoy seguro de que en el futuro todo puede cambiar. Del trabajo de nuestras asociaciones y de la participación de nuestra comunidad depende.

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Esto ha sido todo por hoy. Desde las primaverales callecitas de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un cronista que sabe reconocer las virtudes de unos buenos cantos.

sábado, 23 de septiembre de 2006

NO OLVIDAR



Hace treinta y tres años, en su Isla Negra, moría de tristeza el autor de poemas fundamentales, como por ejemplo...

ODA A LA CRÍTICA

Yo escribí cinco versos
uno verde,
otro era un pan redondo,
el tercero, una casa levantándose,
el cuarto era un anillo,
el quinto verso
era corto como un relampago
y al escribirlo
me dejó en la razón su quemadura,
y bien los hombres,
las mujeres,
vinieron y tomaron la sencilla materia,
brizna, viento, fulgor, barro, madera,
y con tan poca cosa, construyeron paredes,
pisos, sueños.
En una línea de mi poesia
secaron ropa al viento,
comieron mis palabras,
las guardaron junto a la cabecera,
vivieron con un verso,
con la luz que salió de mi costado,
entonces llego un crítico, mudo
y otro lleno de lenguas,
y otros,
otros llegaron ciegos
o llenos de ojos,
elegantes algunos,
como claveles con zapatos rojos,
otros estrictamente vestidos de cadáveres,
algunos partidarios del rey
y su elevada monarquía,
otros se habían enredado en
la frente de Marx
y pataleaban en su barba,
otros eran ingleses,
sencillamente ingleses,
y entre todos,
se lanzaron con dientes y cuchillos,
con diccionarios y otras armas negras,
con citas respetables,
se lanzaron,
a disputar mi pobre poesía,
a las sencillas gentes que la amaban.
Y la hicieron embudos, la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la escupieron,
con suave beningnidad de gatos,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron,
y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocieron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron un pequeño paquete,
que destinaron cuidadosamente a sus desvanes,
a sus cementerios,
luego se retiraron,
uno a uno,
enfurecidos hasta la locura
porque no fui bastante popular
para ellos,
o indignados de dulce menosprecio,
por mi ordinaria falta de tinieblas.
Se retiraron, todos,
y entonces, otra vez,
junto a mi poesía,
volvieron a vivir mujeres y hombres,
de nuevo hicieron fuego,
construyeron casas,
comieron pan,
se repartieron la luz,
y en el amor,
unieron relámpago y anillo.
Y ahora perdonadme señores
que interrumpa
este cuento que les estoy contando,
y me vaya a vivir para siempre con la gente sencilla.


No olvidemos.

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Eso es todo por hoy. Desde las nuevamente grises callecitas de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, otro poeta triste... pero que se resiste a dejarse doblegar.

jueves, 21 de septiembre de 2006

JUNTOS DEBERÍA SER MÁS LINDO PERO...




Sigo leyendo (y traduciendo) a Ernesto Meccia: "Cuatro antinomias para una sociología de las minorías sexuales".

En la Argentina, aquellos y aquellas que afrontan la vida con pertinaz inconformismo (esos y esas a los/as que nada les viene bien), se dice que sufren de GATAFLORISMO. Lo que el común de la gente no sabe es el porqué de la expresión: "Este/a es como la Gata Flora...". Hasta acá es una locución cotidiana. Pero, tal vez por pudor, nadie termina la oración: "... si se la ponen grita y si se la sacan llora".

Fue en lo primero que pensé cuando leí la siguiente frase en el artículo de Meccia: "... si, por un lado, las minorías sexuales sueñan con una conciencia colectiva dignificante, por otro, es notable cómo permanecen atentos a los costos que acarrearía la colectivización...". Ya es difícil agrupar a los varones homosexuales (recordemos, por ejemplo, la aversión de muchos hacia todo atisbo de afeminamiento) y encima existen las lesbianas, los travestis y las distintas manifestaciones de lo trans, cada una con sus propias controversias, definiéndose negativamente a través de lo que "no son". La expresión "¿qué tengo yo que ver con las travas?" es moneda corriente en nuestra comunidad. Incluso se puede llegar a situaciones aparentemente ridículas (cuando creamos GLOBA Diversidad hubo chicas trans, por ejemplo, que se negaron a participar porque la sigla no contenía una "T" que las representara). Sin embargo, estas actitudes dan prueba, en realidad, de la desconfianza de algunos sectores hacia los homosexuales varones, quienes suelen (solemos) quejarse de la "mezcla" y la usan como excusa para no unirse a la lucha por la reivindicación de nuestros derechos. Para los que se quejan, marchar juntos es un "quemo".

El autor argentino Oscar Hermes Villordo, en 1983, escribió una novela llamada "La Brasa en la Mano", un fresco sobre la vida de los gays porteños en las décadas del '50 y el '60. Para Villordo, la homosexualidad es una brasa que quema y el que la sostiene la arrojará lejos, a otro que hará lo mismo, y así sucesivamente. Metáfora perfecta. La quemazón de la brasa es insoportable pero, sobre todo, DEJA MARCA. Estigmatiza.

Un "estigma" es una marca y el término se utiliza se utiliza para definir un atributo infamante. En este contexto, las consecuencias personales de los estigmas sociales son temidas por los individuos y es de esperar que intenten disimular esa condición estigmatizada o estigmatizable. En el caso de las minorías sexuales, a la mayoría de sus miembros les cuesta asumirse públicamente como tales a raíz de sentimientos que oscilan entre el orgullo y la vergüenza. Por un lado, las demandas que pueden convertirse en reivindicaciones políticas (de resistencia o de inclusión). Por otro, la interacción directa con la sociedad que pone obstáculos a cualquier intento de visibilidad. He aquí la razón por la cual "es dificultoso organizar aquello que no se deja ver " (Meccia dixit). He aquí también otra de las diferencias entre la problemática de las minorías sexuales y la de las demás minorías sociales.

En muchos países (Argentina entre ellos) se ha avanzado notoriamente, en los últimos años, respecto de la legislación antidiscriminatoria en favor de la homosexualidad. Sin embargo, millones de homosexuales no se atreven a denunciar aun la discriminación de la que son objeto, por miedo a ese estigma del que hablábamos anteriormente. Caemos así en un círculo vicioso: no nos hacemos visibles por temor a la discriminación y no la penalizamos por miedo a hacernos visibles.

Cuando el orgullo por las reivindicaciones logradas sea más fuerte que la vergüenza que acarrean los estigmas, el juntarnos será mucho más sencillo y tal vez (sólo tal vez), estemos a un paso del respeto que anhelamos.

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Esto ha sido todo por hoy. Desde las cálidas plazas primaverales de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un estigmatizado que siempre tiene lugar para un estigma más.

FELIZ PRIMAVERA PARA TODOS!!!!!!

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miércoles, 20 de septiembre de 2006

MONSTRUOS



Recientemente, Julio Simón, alias “El Turco Julián”, fue sentenciado a 25 años de reclusión por los secuestros y asesinatos de José Poblete y Gertrudis Hlaczik, dos detenidos por la última dictadura militar. El Turco Julián, uno de los personajes tristemente emblemáticos de aquella época de terror.
Ahora le toca el turno al ex comisario MIGUEL ETCHECOLATZ, el ex director de Investigaciones de la policía de Ramón Camps. Es la segunda condena por crímenes de la última dictadura después de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
El ex comisario fue juzgado por diversas acciones en tiempos de los militares, que incluyeron secuestros, torturas y asesinatos. Entre ellos, baste con mencionar el caso de Floreal Avellaneda, secuestrado por este engendro que perteneció a las fuerzas de seguridad (¿?).

"El 15 de abril de 1976, aproximadamente a las 2 hs fue allanado el domicilio de la familia Avellaneda; el personal interviniente, ostensiblemente disfrazado, inició la busqueda del Sr. Avellaneda, y al no encontrarlo detuvo en calidad de rehenes a su esposa, Iris Etelvina Pereyra de Avellaneda y a su hijo Floreal Edgardo, que contaba 14 años de edad. Vendadas y encapuchadas, las dos personas fueron llevadas a la Comisaría de Villa Martelli, donde fueron torturadas con picana eléctrica a la vez que eran interrogadas sobre el paradero del Sr. Avellaneda. Tiempo después, la señora fue trasladada a la Cárcel de Olmos, procedente del Comando de Institutos Militares, sin que se sepa nada más sobre el paradero del niño. El día 16 de mayo de 1976, el diario argentino «Última Hora», bajo el título «Cadáveres en el Uruguay» publica una noticia en la cual se afirma que flotando en aguas uruguayas aparecieron 8 cadáveres. Según la versión periodística, «un comunicado oficial de la Prefectura Nacional Naval» refería que el último cadáver hallado era de cutis trigueño, cabellos castaño oscuro y 1,70 m de estatura y tenía un rasgo característico, consistente en un tatuaje en forma de corazón con las iniciales «F» y «A». Accediendo a una petición efectuada ante el Juzgado Federal N° 1 de San Martín, se requirió por exhorto diplomático al Uruguay, los datos sobre el cadáver encontrado con el tatuaje referido y, después de una dilatada tramitación, se recibieron las fotografías y fichas dactiloscópicas respectivas. Las fotografías mostraban al niño con sus manos y piernas atadas, Estaba desnucado y tenía lesiones en genitales, axilas y ano". Fuente:(http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/240.html)

El tribunal lo sentenció a prisión perpetua en una cárcel común y señaló, por primera vez, que todos sus crímenes fueron “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”.

El ex policía de 77 años se transfiguró a la hora de decir sus últimas palabras. “Debo exponer en mi doble condición de prisionero de guerra y detenido político”. “Este juicio ha sido instalado como un rompecabezas para niños bobos o grandes avivados. Ustedes van a condenar a un enfermo. Como dijo Borges, ustedes no son el juez supremo, que nos espera después de muerto”, les señaló a los magistrados. “No sé rendirme y después de muertos tendremos mucho que hablar”, les advirtió. “No es este tribunal el que me condena, sino que son ustedes los que se condenan”.

Curiosa actitud del hombre que torturó y asesinó a tantos enfermos, ancianos y niños. Según él, su accionar estuvo dirigido por un mandato divino, una especie de mesianismo que lo impulsaba a depurar una sociedad que, tal vez, giraba demaisado hacia la justicia social, para su gusto. Como dice Sandra Russo, en aquellas épocas "era necesario meterles picana a los prisioneros hasta desmayarlos o matarlos, aniquilar familias enteras, secuestrar y robar niños, protagonizar esa obra maestra del terror. El régimen necesitó a los monstruos para implantar en las fuerzas de seguridad un modelo de militar sin escrúpulos ni humanistas ni religiosos, hombres a los que no les temblaba el pulso para picanear a mujeres embarazadas, para torturar a la esposa delante del esposo o para fusilar prisioneros en fugas fraguadas".

En la foto, Etchecolatz aparece besando un crucifijo, mientras se lee su sentencia.
¿Habrá algún descargo por parte de la Iglesia Católica ante semejante un sacrilegio tan flagrante? No lo creo. Al fin y al cabo, los monstruos de la dictadura actuaron bajo las bendiciones de los monstruos del clero, que santificaban las armas y visitaban los campos de concentración, avalando la muerte, la tortura y el asesinato.

Lo más terrible es que muchos monstruos siguen libres entre nosotros. Libres y sin el más leve atisbo de arrepentimiento. Etchecolatz sigue sosteniendo que en la Argentina no hubo campos clandestinos de detenidos-desaparecidos, y que lo que hubo fueron campos ocultos, “como en toda guerra”.

"Los monstruos siempre están esperando el momento de demostrar que son monstruos, porque en el fondo están orgullosos de serlo. Y por eso son monstruosos".

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Esto ha sido todo por hoy. Desde las primaverales callecitas de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un cronista acosado por los recuerdos de esos monstruos.

martes, 19 de septiembre de 2006

NO ACLARE QUE OSCURECE


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Sigo leyendo a Meccia (el artículo que me facilitó mi amigo Fernando) y, en este caso, se mete con la ideología machista.

Afirma que "la función central de toda ideología es interpelar y constituir a los individuos en sujetos". Lo cual me dejó culo pa' arriba porque no se entiende mucho. Pero como soy de los que no le tienen miedo al diccionario, agarré el mataburros y busqué la palabreja crítica para entender de qué iba la cosa.


INTERPELAR: Requerir a alguien para que dé explicaciones o descargos sobre un hecho cualquiera.

O sea que la ideología se regodea en nuestra obligación de rendir cuenta permanentemente de nuestros actos. Del mismo modo, nos transforma en sujetos de la norma, a partir de nuestra compulsión a satisfacer sus exigencias, como si fuera un ritual.

Meccia explica el asunto con un ejemplo cotidiano: una persona que camina por la calle oye el silbato de un policía e instintivamente se da vuelta. "Sin poder explicar por qué, la persona reconoció que el chiflido le estaba destinado a ella, a pesar de no haber hecho nada". He aquí una reacción injustificada, producto del "reconocimiento ideológico" y del desconocimiento del proceso que posibilita dicho reconocimiento.

Probablemente, nadie como los miembros de minorías sexuales puede entender cabalmente el sentido de la expresión "darse vuelta". Acostumbrados a los insultos públicos, "darse vuelta" es querer ver la cara del que gritó "puto", "torta" o lo que fuere dentro de este tenor.

La sociedad está regida por interpelaciones (pedidos de explicaciones) heterosexuales desde el momento en que, cuando se conoce a una persona, uno presupone que su tendencia erótica está orientada hacia las personas del sexo opuesto. Estas interpelaciones marcan a fuego la identidad de los sujetos. Los aparatos ideológicos del sistema (la familia, la iglesia, la escuela, los medios de comunicación, etc.) son instituciones cuya función específica es la de transmitir la ideología dominante y, a partir de ellas, se forma una concepción pérfida del ambiente gay y lleva a muchos homosexuales a despreciar a la homosexualidad, a los demás homosexuales y a sí mismos, con las mismas palabras difamadoras de las interpelaciones. En este contexto, todo gay, lesbiana o trans se somete diariamente a un monitoreo de sus conductas públicas, por ese temor a parecer "sospechoso" ante los "normales". ¿Quién de nosotros no se preguntó alguna vez si se vería igual a la marica que acababa de pasar a nuestro lado? ¿Quién no se ha excedido en explicaciones del tipo "yo soy gay... pero no soy marica"?

Porque parece ser que la ideología hétero nos obliga (no tanto a SER machos sino) sobre todo a PARECER machos. Si no se nota que soy puto, está todo bien. Si aprendo a disimularlo como se me exige, mi vida será un vergel, mi familia me amará, me ascenderán en el trabajo, seré un miembro encumbrado en la sociedad y hasta es posible que encuentre otro puto (igualmente discreto como yo) que se quiera "casar" conmigo. Ahora bien, si el disimulo es deficiente, habrá que aclarar permanentemente que uno no es lo que parece. Explicar, por ejemplo, que el gusto por Madonna o por el uso de ropas ajustadas, que ese contoneo irreprimible al caminar o los incontrolables agudos de la voz no representan "necesariamente" una falta de virilidad. Es decir que se genera una "racionalización sistemática" de nuestro modo de vida que pretenderá justificar nuestros actos, pero siempre "partiendo desde" y "dirigiéndose a" la norma heterosexual. Habrá que dejarlos tranquilos: no soy un orgulloso chupavergas.

Otros discursos "probatorios" recurren a la exclusión. Los afeminados, los pasivos y los que ostentan cierto grado de frivolidad tienen poco rating a la hora de buscar una pareja estable o de manifestarse como diversos. Es común encontrar, en los avisos de contactos de las revistas de ambiente, aclaraciones tales como "pasivos abstenerse" o "no soy afeminado".

Es claro: "el ideal de homosexual y de homosexualidad de los gays está fabricado con imágenes provenientes de la interpelación heterosexual".

¿Es claro? Para los putos, el puto perfecto es el que los machos aprueban: el que es pero no parece.

Falta mucho todavía para crear las condiciones que den lugar a una "interpelación homosexual" que modifique las bases conservadoras y homofóbicas de la sociedad. Sin embargo, no dudo de que llegará el día en que la identidad sexual de las personas no será importante. Pero para ello, será necesario un enorme trabajo por parte de las organizaciones defensoras de las minorías sexuales.

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Esto ha sido todo por hoy. Más adelante seguiré con el análisis de este interesantísimo texto. Por ahora, desde las cálidas veredas rotas de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un cronista que cada día es y parece más.

sábado, 16 de septiembre de 2006

EL QUE ESCRIBIÓ PARA NO MORIR



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Ya veo que esto de los cumpleaños no le interesa a muchos, habida cuenta de la escasa cantidad de firmas en los últimos días, je je. Pero como, además de marica, soy tozudo, voy a insitir.

En el día de ayer, 15 de septiembre, el poeta argentino Hamlet Lima Quintana hubiera cumplido 83 años. Murió el 21 de febrero de 2002, a los 78 años y las letras argentinas, la poesía inolvidable del folklore popular incrementó aquel vacío que fueron dejando Manuel J. Castilla (1980), Jaime Dávalos (1984), Armando Tejada Gómez (1992), Gustavo “Cuchi” Leguizamón (2000).
Pero al igual que ellos, Lima Quintana no se fue del todo. Se fue con el cuerpo asombrado y la voz ronca de gritar que volverá, como prometía en aquella emblemática letra de "Zamba para no morir". El se quedará en sus letras, en la voz del pueblo y los músicos que llevan su palabra imprescindible por los escenarios, del país y el mundo.

Para recordarlo (como a Benedetti) basta su poesía:



GENTE

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada.

Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.


ZAMBA PARA NO MORIR

Romperá la tarde mi voz
hasta el eco de ayer.
Voy quedándome solo al final,
muerto de sed, harto de andar.
Pero sigo creciendo en el sol,
vivo.

Era el tiempo viejo, la flor,
la madera frutal.
Luego el hacha se puso a golpear,
verse caer, sólo rodar.
Pero el árbol reverdecerá
nuevo.

Al quemarse en el cielo la luz del día
me voy.
Con el cuero asombrado me iré,
ronco al gritar que volveré
repartido en el aire a cantar,
siempre.

Mi razón no pide piedad,
se dispone a partir.
No me asusta la muerte ritual,
sólo dormir, verme borrar.
Una historia me recordará
siempre.

Veo el campo, el fruto, la miel
y estas ganas de amar.
No me puede el olvido vencer,
hoy como ayer, siempre llegar.
En el hijo se puede volver
nuevo.



1965

Hay hombres que caminan por las calles
con un sol en la frente, un diamante de luz,
con hambre de otra vida, con aire de combate,
hay hombres que se sientan a la mesa
y reparten su pan con gusto solidario.

Hay hombres que despiertan y sonríen
mientran dicen: hoy es el día.
Dan la mano como un acto de fiesta,
saludan como cantando un himno.

Hay hombres que de noche tienen sueños justos,
destierran ángeles corruptos
y al despertar, para salvar la tribu
van presurosos a sus puestos de lucha.

Esos que son así, como usted, son los hombres libres.

Hamlet Lima Quintana


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Eso ha sido todo por hoy. Desde las primaverales callecitas de Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un poeta de poca monta que sigue homenajeando a los verdaderos poetas.

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viernes, 15 de septiembre de 2006

LA VIDA ES UNA CÁTEDRA


Ya que venimos celebrando cumpleaños, en el día de hoy cumple 69 años un caballero que supo gobernar la Argentina... No... en realidad no supo. Decía que sabía. El 48,7% del electorado argentino, en aquellas elecciones del 24 de octubre del '99, supuso que sabría, pero lo cierto fue que NO TUVO LA MENOR IDEA DE CÓMO HACERLO.

La gente necesitaba con desesperación dejar atrás décadas y décadas de violencia y corrupción, que llegaron a su punto culminante en los años de la dictadura militar y durante la década del gobierno de la Rata Riojana. El desempleo se acercaba al 14 por ciento, luego de haber alcanzado la cifra récord de 18,6% algunos años antes, y la pobreza había sido triplicada en proporción a la existente antes de llegar la Rata al poder. El país tenía serios problemas en materia educativa y sanitaria, y un alto grado de degradación moral en la dirigencia política y social. Además, el gobierno peronista dejaba un elevado déficit fiscal, con un rojo de más de 8 mil millones de pesos (dólares por aquellas épocas).

De él, se decía que "era aburrido". Pero a nadie le molestaba porque uno no quería un payaso en la Rosada. Además, después de la década de la Rata, durante la cual todo discurso era motivo de burla (hasta que uno tomaba conciencia de la gravedad de las medidas que esos discursos anunciaban), era casi esperanzador un presidente que no sonriera ni se quisiera hacer el simpático.

Sin embargo, todo cambió para que nada cambiara. El señor aburrido, dando muestras de un autismo inconcebible en un mandatario, siguió a rajatabla las recetas del Fondo Monetario Internacional, desoyó los reclamos sociales y profundizó el régimen corrupto que le habían heredado sus predecesores. Su propio vicepresidente renunció, impotente ante uno de los casos de corrupción más flagrantes del Senado que presidía: una ley que "flexibilizaba" las relaciones laborales fue COMPRADA por el gobierno.

Esta combinación de ineptitud política y severa crisis económica, sumieron a la población en una suerte de hartazgo colectivo. Saqueos, huelgas, y manifestaciones populares se sucedieron en todo el país a finales de finales de 2001, por parte de las clases bajas y medias-bajas, fogoneadas por un sindicalismo que parecía despertar luego de diez años de letargo e inacción durante el gobierno justicialista de la Rata.

A mediados de diciembre, la situación social se hizo más explosiva que nunca. El Presidente, que aparecía ante los medios como lejano a la realidad que lo rodeaba (aparecía en el programa de Susana Giménez lamentando la extinción de la merluza), llamó a la población a la calma. La rebelión popular, lejos de terminar, sumó el apoyo de la clase media, cuando las viejas cogotudas de Barrio Norte se dieron cuenta de que les habían confiscado sus depósitos bancarios (aclara quien suscribe que, con anterioridad, para esas señoras tan elegantes los piqueteros que cortaban calles y protestaban porque se cagaban de hambre eran poco menos que rasposos subversivos). La respuesta del presidente a todo esto fue decretar el Estado de Sitio en todo el país, el cual daría lugar a una una feroz represión que provocó más de 20 muertos los días 19 y 20 de diciembre.

Aquellos fueron de los días más amargos que recuerde. Todo se venía abajo. Y no era metáfora. Fue cuando decidí partir, con todo el dolor que eso representara. La fotografía que hoy publico es una de las últimas imágenes que me llevé a Chile. Representaba la muerte de otra esperanza y la conciencia de mi propia estupidez. Había creído que ese hombre que se escapaba de la Casa Rosada en helicóptero, la tarde del 20 de diciembre de 2001, era capaz de llevar al país al sitio que su gente merecía. Lo único que logró fue demostrar que era más idiota que Susana.

Lecciones que nos da la vida.


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Esto ha sido todo por hoy. Desde las callecitas de Buenos Aires (esas que tienen un "no sé qué"), se despide Víktor Huije, un reportero que siempre se está yendo pero nunca se aleja.


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jueves, 14 de septiembre de 2006

TEORÍA Y PRÁCTICA


En el día de hoy, el inigualable Mario Benedetti cumple, nada más y nada menos, que 86 años. Para homenajearlo, basta su poesía.

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TEORÍA Y PRÁCTICA

Señoras y señores
hoy trataremos del imperialismo
tema difícil si los hay
y a veces engorroso de sitiar
en sólo media hora de pésimas noticias

en consecuencia intentaré abordarlo
tal como en un pasado alegre y misterioso
se solía abordar los bajeles piratas
quiero decir
de un modo irregular

digamos por ejemplo
que una campana suena a lo lejos mansa
y purifica el diálogo y se queda
como el sol en las copas de los árboles

a pesar del calor el horizonte
se pone su bufanda
y unos pájaros sueltos y agilísimos
la recorren
y no son golondrinas

nada de eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que una muchacha quiebra la mañana
con sus caderas móviles
sus ojos perentorios
sus labios de cosecha
su paso que no pasa
y el muchacho espera invencible y modesto
la incluye en su destino la estudia poro a poro
y así centineleándola
se atreve o no se atreve

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que un niño escucha el mundo y decidiéndose
le echa su bocanada de candor
aprende cómo son sus pies y se los come
discute con el techo y lo convence
llora para variar y porque sabe
que a su alarido comparece el seno
con su promesa láctea y esa piel
que le gusta sentir junto a los párpados
y sabe que es feliz aunque no sepa
qué precio va a pagar o qué desprecio

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que un viejo está aprendiendo el alfabeto
y clava en su memoria los diptongos
y las esdrújulas que son tan cómodas
porque llevan acento indiscutible
tiene rostro de cuáquero este viejo
pero el alma la tiene de resorte
y escribe llubia porque en su campito
nunca vio que lloviera con ve corta

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que una máquina late en el delirio
dice ruidosamente su producto
y las manos lo ayudan lo enderezan
lo limpian lo acicalan y lo envasan
manos que se conocen hace años
y hace años se mojan y se secan
se dan la bienvenida y los adioses
se preguntan se llaman se responden
se apoyan en la máquina materna
que dice su producto y carraspea
y cuando las ve juntas veteranas
suelta dos o tres lágrimas de aceite

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que en la serena noche conyugal la pareja
hizo un hijo porque le dio la gana
y le ha dado la gana porque sabe
que un hijo es el profeta cotidiano
irá anunciándolos de sol a sol
irá diciendo a todos que es un hijo
y se alimentará con insolente
apetito y probará la patria
como si fuera pan caliente y nuevo

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que la frontera pierde sus aduanas
y hasta nos invadimos los unos a los otros
nos prestamos volcanes y arroyitos
y cobre y antropólogos y azúcar
y lana y proteínas y arcoiris
y alfabetizadores y durmientes
y poetas y prosistas y petróleo
y el contrabando queda para el viento
y para los amantes migratorios

tampoco eso es el imperialismo

digamos por ejemplo
que la lluvia y el sol nos pertenecen
también el sobrecielo y el subsuelo
las provincias de nuestro corazón
y el territorio de nuestro trabajo

somos iguales ante los iguales
en un mundo de pares y sin otros
una linda locura de los cuerdos
y cierta estratagema de justicia
vamos poniendo tildes a presagios
que se cumplieron o se están cumpliendo
en un comienzo fuimos sólo islas
ahora somos urgentes archipiélagos

tampoco eso es el imperialismo

y digamos por último
que tenemos la noche y nuestra casa
y un reloj que no cuenta hacia la muerte
la ciencia avanza tanto que ha logrado
aislar el virus de la xenofobia
y la patria es ahora un salado bautismo
que va de mar a mar
y los abismo siguen existiendo
aunque nadie se arroje a su silencio

siempre es duro vivir pero se vive
dentro de las esclusas de la vida

y una vez más afirmo
nada de esto es el imperialismo

confío no haber sido demasiado sectario
en el enfoque teórico del tema

señoras y señores
acaba de avisarme un compañero
que afuera nos esperan los señores gendarmes
tal vez para brindarnos alguna clase práctica

deseémonos coraje
y buena suerte

he dicho
muchas gracias

Mario Benedetti

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Esto ha sido todo por hoy. Desde las primaverales riberas del Río de la Plata, se despide de todos ustedes Víktor Huije, un poeta que sabe reconocer a sus maestros.

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miércoles, 13 de septiembre de 2006

PALABRAS QUE MATAN

Sin dudas, ser intelectual no es tan importante como tener amigos que sí lo sean. Hay cientos de cuestiones importantes que a uno le pasan de largo, pero puede suceder que uno de esos amigos encienda la mecha (voluntariamente o no) y nos deje pensando. En mi caso, uno de los que cumplen esa función es Fernando, estudiante de psicología que alguna vez ha aparecido en este flog.

Esta vez, me entregó un artículo de Ernesto Meccia, llamado “Cuatro antinomias para una sociología de las minorías sociales”

“A partir de los años 90, –dice Meccia– con un énfasis hasta entonces desconocido, la vida de los homosexuales adquirió, de variadas formas, más visibilidad. Imaginada por las sociedades durante siglos como un conjunto de prácticas inmorales, necesitada de sitios ocultos e invisibles para desarrollarse, hoy en día se ha convertido en un fenómeno que tiene lugar sobre todo en las grandes ciudades…” Este fenómeno de visibilidad se debe a la labor de los medios de comunicación y, principalmente, a la de las organizaciones de las minorías sexuales que, además, propiciaron un cierto “interés científico” por el modo de vida de los homosexuales. Para su “estudio” se procedió a comparar los avatares de los gays con los de los miembros de otras minorías sociales (étnicas, raciales, religiosas, etc.), la percepción que la sociedad tiene de ellos, su autopercepción, su grado de visibilidad social, sus formas de organización y la construcción de su identidad colectiva. Sin embargo, las minorías sexuales presentan matices que las diferencian de las demás minorías, razón por la cual merecen ser analizadas desde una perspectiva particular.

Por ejemplo, se sabe que es durante la adolescencia tardía cuando los que luego se asumirán homosexuales sienten con claridad el peso de esa inclinación. Se produce entonces un quiebre.

“De pronto, las palabras disponibles durante siglos para designar (difamando) y hacer existir (difamados) a los integrantes de una categoría social sirven también para designarlos y hacerlos existir a ellos mismos (…) Desdecir lo dicho por un mundo que sigue diciendo y en el que se está inmerso sería, en rigor, el proceso de asunción de la homosexualidad”.

De acuerdo con esto, ¡qué tarea ciclópea nos toca a los gays!

Esta construcción de la identidad homosexual resulta entonces un cuento de nunca acabar. Porque ¿cómo eliminar de nuestra psiquis el cúmulo de matices despectivos que atesoran las palabras que desde siempre nos designaron? La disociación es inevitable porque “incluso antes de experimentar esas sensaciones (homosexuales), los sujetos ya tenían palabras para designarlas como algo no deseable y vergonzante, palabras que ahora no les corresponde solo a los otros”. Dicho de otro modo: cuando uno escucha las palabras “puto” o “trolo” (para los argentinos), “hueco” o “fleto” (para los chilenos) o los más universales “maricón” o “invertido”, es inevitable escuchar más que simplemente “hombre que se acuesta con otro hombre”. Siempre habrá en ellas una carga negativa, como de desvalorización, burla e incluso de reproche o acusación. No es inusual que, cuando un hétero quiere insultar a otro, lo llame “puto”. Es igualmente común que, cuando alguno pierde en un deporte o falla en alguna tarea, diga que “le rompieron el culo”. Porque parece ser que los putos somos siempre los que perdemos, los que no nos animamos, los que tememos, los que huimos…

El lenguaje, además, representa un orden de poder y de dominio. La heterosexualidad sería, en este caso, la categoría dominante y nosotros (los gays dominados) usamos las mismas palabras que nos proveen los heterosexuales, con toda su carga intacta. Al decir de Pierre Bourdieu, “esto puede llevar a una especie de autodepreciación, o sea, de autodenigración sistemática”.

¿Quién de nosotros no se ha sentido ofendido o molesto alguna vez por el simple hecho de ser llamado gay? Ese enojo convalida una violencia simbólica conocida (conscientemente o no) por el hétero. El ser designados como gays debería tener la misma carga que si nos llamaran “joven” o “alto” o “gordo”. Sin embargo, nosotros mismos damos lugar al insulto porque, al fin de cuentas, compartimos con la cultura héterodominante los matices desvalorizantes de los vocablos. Será éste quizás uno de los puntos de partida de la homofobia que evidencian tantos y tantos homosexuales.

Pero antes había hablado de un quiebre. Un quiebre al que solo nos enfrentamos los gays, en oposición a lo que les sucede a los miembros de las demás minorías sociales. Plantados ante el desafío de asumirnos como lo que somos, a los gays el lenguaje nos juega en contra. Un judío ha sido siempre judío, un negro ha sido siempre negro. Ninguno de ellos debe adaptarse a un “nuevo orden”, llegado un determinado momento de sus vidas. Han crecido estigmatizados y no padecen disociación alguna. No existe para ellos la “doble vida”. Tarea imposible para un negro (salvo que hablemos de Michael Jackson), cuya piel siempre será indisimulablemente oscura. Tarea impensada para un judío, o un evangélico o un musulmán, en los que el estigma es más orgullo que vergüenza y genera, antes bien, un fortalecimiento comunitario. No sucede tal cosa en el mundo de los gays, las lesbianas y los trans.

La disyuntiva entre el haber sido y el ser es propia de las minorías sexuales y el lenguaje héteronormativo juega un papel preponderante en este proceso sinuoso y muchas veces tortuoso de la construcción de la identidad sexual.

En los próximos días, seguiré hablando sobre este texto que me facilitara Fernando.

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Eso ha sido todo por hoy. Desde los pintorescos rincones de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un reportero al que paradójicamente ya no le hacen mella las palabras.

martes, 12 de septiembre de 2006

11/9 Bis



A raíz de algunos comentarios en el flog del día de ayer y de algunos correos que llegaron a mi casilla personal, he decidido seguir con el tema del 11 de Septiembre y dejar lo que tenía pensado para hoy, para mañana (si el destino así lo desea).

A ver, que quede claro, el atentado contra las Torres Gemelas es un hecho lamentable por los inocentes que murieron en ellas, pero en cuanto a víctimas se refiere NO ES LO MÁS TRÁGICO QUE LE HA SUCEDIDO A LA HUMANIDAD. Antes bien, fue el detonante para que acontecimientos peores se desencadenen. Y DE ELLOS NADIE HABLA.

Más allá de todos los detalles que no encajan en el rompecabezas (a saber: no pudieron encontrar las cajas negras de los aviones -¡de ninguno!- pero sí encontraron el pasaporte iraquí de uno de los terroristas suicidas, fallaron curiosamente todos los sistemas de seguridad de la mayor potencia mundial, en el Pentágono casi no hubo bajas, etc.), el atentado al World Trade Center fue la excusa que EEUU y su lunático líder (vamos a ser piadosos y a suponer que Bush decide algo) tuvieran rienda suelta para hacer lo que se les antojara en el mundo entero, con mayor impunidad que antes (lo cual no es moco de pavo, habida cuenta de que hace décadas que manejan el orbe a su real antojo).

Lamento muchísimo la muerte de tantos empleados inocentes y de tantos bomberos que heróicamente dejaron la vida en el cumplimiento del deber. Pero no olvido que:

- muchos de los que murieron en las Torres Gemelas (sobre todo esos que tenían sus oficinas en los pisos más altos) eran los economistas más encumbrados del planeta, culpables de la devastación del Amazonas, de la contaminación de la Patagonia, del hambre de los pueblos del Tercer Mundo, actores insustituíbles en la tragedia de las corrupciones latinoamericanas, gente sin escrúpulos que se cagaron en la vida de los más pobres y desposeídos y que jamás sintieron el más mínimo remordimiento.

- el atentado a las torres les dio carta blanca para secuestrar, torturar y asesinar con total impunidad, llegando al punto de dejar documentos fotográficos y fílmicos, que todo el mundo pudo ver, sin que a nadie se le moviera un pelo. Incluso en los últimos días, el propio Bush confesó que la CIA mantiene cárceles clandestinas en todo el mundo y no solo no lo considera una aberración, sino que propone que los agentes de la agencia sean considerados como héores.

- en el atentado a las torres murieron 3.000 personas (con el tiempo, las cifras fueron descendiendo desde las manipuladoras 10.000 víctimas iniciales) y, desde entonces, esa cantidad se ha visto largamente multiplicada en Afganistán y en Irak, países en los que murireon (y siguen muriendo) decenas de miles de SERES HUMANOS (tan humanos como los que murieron en las torres) en nombre de la lucha contra el supuesto terrorismo que amenaza a la madre patria.

- no encuentran a Bin Laden porque los Bush no le pueden jugar una mala pasada a un socio en los negocios del petróleo.

- nunca han podido despejar las dudas acerca de la propia autoría de los atentados por parte de la CIA y el mismo gobierno norteamericano (¿o acaso alguien es tan inocente como para descreer de la posibilidad de que estos tipos sean capaces de hacer CUALQUIER COSA para salirse con la suya).

Podría seguir con la lista, pero me indigna.

Creo que todos deberíamos ser un poco más críticos con la información que los medios (en general, cipayos al servicio del mejor postor) nos ponen delante las narices. Estoy harto de que todos miremos el agujero dejado por las torres con expresión de tragedia y ni nos inmutemos al ver la pobreza y la miseria que reina a nuestro alrededor, producto de las políticas serviles que permiten que EEUU y sus aliados puedan darse el lujo de bombardearnos cuando se les dé la gana. Porque somos nosotros (los pobres del planeta) los que sufragamos los gastos de sus guerras. Nadie puede ignorar que, si invirtieran todo el dinero que gastan en armamentos en planes de asistencia, el mundo sería muy otro.

Por eso, hago un llamamiento para que dejemos de compadecernos de nuestros victimarios y tomemos el toro por las astas, viendo la realidad (que está frente a nuestras narices) tal como es.

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Eso es todo por hoy. Desde las callejuelas (ya primaverales) de la Misteriosa Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un porteño que también tiene sus enojos.

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lunes, 11 de septiembre de 2006

11/9




El mundo entero vive hoy una jornada de luto. ¿Quién podría dudarlo? Por lo menos aquí, en Buenos Aires, desde hace días los canales de televisión vienen publicitando programas especiales para conmemorar el luctuoso atentado a las Torres Gemelas, bastión ideológico del capitalismo. Sin dudas, el 11 de septiembre ha marcado un antes y un después.

Sin embargo, pocos recuerdan otro 11 de septiembre que marcó el comienzo de una época de oscurantismo para gran parte del orbe. Como bien lo ilustra la imagen que publico hoy, el 11 de septiembre de 1973 cae el gobierno de Salvador Allende, en mi querido Chile.

Por aquellos años, yo era apenas un pendejo de once años aficionado a la lectura de Mafalda e influenciado por las ideas de izquierda de un hermano melenudo que ya rondaba los 20. O sea, no era un pendejo cualquiera. tenía alguna idea de lo que eran las ideologías y de lo que habían hecho los militares en mi país. Sobre todo, tenía muy clara en mis retinas las imágenes del gobierno de Onganía con sus soldados y sus tanques en la calle, reprimiendo manifestaciones, golpeando estudiantes y obreros. Mi hermano había grabado en un cassette y escuchado hasta el cansancio el último discurso de Allende desde la Moneda:

“...Colocado en un trance histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos. ¡Trabajadores de mi Patria!: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición...
¡Trabajadores de mi Patria!: Tengo fe en Chile y en su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán de nuevo las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile! , ¡Viva el pueblo!, ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras, teniendo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una sanción moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.”

Durante años resonaron en mi inconsciente aquellas palabras y soñaba con ser, yo también, uno de los testigos de aquellas alamedas que dieran paso al "hombre libre". Casi sin darme cuenta, en un momento muy especial de mi vida, me vi frente a aquel palacio y transité por la Alameda... pero lo que encontré fue un Chile muy diferente al que Allende había soñado. No vienen al caso las comparaciones (ya no importa demasiado si es peor o mejor) pero el mundo entero es distinto al que yo mismo (y mi hermano que ya no está) soñamos alguna vez.

En estos días, no he escuchado muchas voces que recordaran aquel día infausto en el que la Rata Pinocha se alzó con el poder conferido por un golpe SUBVERSIVO en cuyos planes y riesgos previos ni siquiera había participado. He aquí uno de los villanos más villanos, más repugnantes, más cretinos que nuestras historias tercermundistas han generado. No sé si el común de la gente ha podido tomar conciencia de lo que la caída de Allende representó para la vida de todos los latinoamericanos.

Como argentino, después de 33 años sigo consternado y sigo lamentando que aquel Chile que pudo ser haya sido tronchado de un sablazo vil, manchado por el rojo de la sangre compatriota y por el verde de los dólares de la CIA.

Ningún asesinato trae gloria. Pero mucho menos los que se asientan en la mezquindad, el desprecio, la codicia y la intolerancia.

El 11 de septiembre de 1973 murió Salvador Allende en La Moneda, un hombre que (con errores y aciertos) trabajó para que su gente pudiera alcanzar la dignidad que los poderosos siempre le negaron. Hoy día, casi nadie lo recuerda. Por eso no quería dejar pasar la ocasión de rendirle un homenaje, por sencillo que fuera. Porque sigo recordando aquel discurso y sigo recordando aquella figura que, desde mi infancia, me sigue repitiendo al oído que nunca podré ser completamente feliz si no lo son también los que me rodean.

Eso es todo por hoy. Después de un corto descanso, desde las riberas templadas del Río de la Plata, se depide Víktor Huije, apenas un ser humano para quien el olvido es la mejor careta de la indiferencia.

jueves, 7 de septiembre de 2006

MUY DESESPERADAS



La semana pasada se estrenó, en Argentina, la versión vernácula de "Desperate Housewives". Lo cual no representa un dechado de originalidad, puesto que esta moda de copiar éxitos de la televisión yanky ya tuvo dos antecedentes con "La Nanny" y con "Married whith Children". En el caso de "La Niñera" (a cargo de la inefable Florencia Peña) con un resultado vergonzoso, con actuaciones realmente olvidables y un éxito inexplicable. El el caso de "Casados con hijos" (también protagonizada por Florencia, acompañada por Guillermo Franchella) fue un poco más logrado, tiene algunos gags que me causan gracia, pero en nada se puede comparar con el original.
Afortunadamente, la versión local de "Amas de Casa Desesperadas" resultó muy atinada. Más allá de las diferencias (que hacen a la adaptación a nuestro acervo) me parece que el producto es más que bueno.
La serie sigue la vida de cuatro amas de casa, mostrando sus problemas de pareja y el día a día, mientras conocen algunos misterios que involucran a sus amigos, vecinos y maridos; en el perfecto barrio privado de Manzanares, donde no todo es lo que parece.
Claro que (parafraseando a Lita de Lazzari) estas amas de casa de amas de casa no tienen nada. Todas viven en unas casas de la hostia y con un nivel socioeconómico que todos hemos de envidiar. Problemas de pareja tienen a montones y cositas que ocultar, también.
Ahora bien, todo muy lindo pero creo que cabe la pregunta: ¿para qué hacer una versión argentina de un éxito norteamericano? Si la vamos a hacer exactamente igual, ¿cuál es la ventaja? ¿Es acaso una nueva forma de colonialismo cultural? ¿Acaso no hay en nuestro país autores de fuste, capaces de elaborar un producto televisivo que pueda hacerle sombra a las creaciones de la Madre Patria?
Quiero dejar en claro que lo que vi hasta el momento (apenas dos capítulo pero que ya dan una acabada idea de que la serie será realmente buena hasta el final) me ha gustado y mucho. Pero mi idea va un poco más allá. ¿Por qué no apostar a un producto nuevo, fruto de nuestra creatividad y que podamos exportar como hemos hecho tantas veces con programas de mucho menos valor artístico como "Gande Pa" o "La Extraña Dama", por citar solo dos ejemplos.
Siento que los yankys quieren exprimir todo el jugo que la serie puede dar y, como en USA ya lo ve todo el mundo, han recurrido a los "negritos sudacas" como una seudosolidaria manera de hacernos gozar de sus cosas, para que podamos ver que un mundo mejor es posible, aunque venga condimentado con traiciones, infidelidades, historias truculentas y todas esas cosas que suelen tener tanto rating. Es más, hilando un poco más fino, se me ocurre que (a pesar de la calidad de la versión local, insisto) estamos consumiendo sobras. Estamos haciéndoles el caldo gordo para que ellos se sigan llenando los bolsillos a costa de nuestra vocación de gurkas (y de garcas).
Dejando el planteo sociopolítico de lado, las "Amas de Casa Desesperadas" son (más allá de lo que opine Lita de Lazzari) cuatro ejemplos de mujeres universalmente reconocibles.

Me parece que la más "llamativa" es Vera Sherer (Carola Reyna), una mujer puntillosa que se asemejaría mucho a la perfección, si no fuera por su total acartonamiento y su autorrepresión compulsiva. Conozco minas así. Y putos también.
Según mi amig@, la Gata Autalana, yo vendría a ser Lía Salgari (Mercedes Morán), una ex nujer de negocios que deja su carrera para dedicarse al hogar. La pobre Lía ha hecho un poco mal su trabajo (es mi opinión) porque es una frustrada que ha criado a tres delincuentes juveniles que no respetan autoridades ni límites. Los míos son mucho más juiciosos. Será porque nunca vi la necesidad de amenazarlos con llamar al celu de Papá Noel para que se portaran bien. ¡Los cago a pedos y ya!
Susana Martini (Gabriela Toscano) es la típica perdedora. Todo le sale mal. Es la torpeza personificada. Y será por eso que me resulta la más tierna de todas, mi personaje favorito. Si me hubieran dado a elegir un papel, hubiera sido ése. Sin dudas.
Por último, Gabriela Solís (Aracelli González) es una ex modelo que se casa con un tipo de plata y se encama con el jardinero (por diossssss!!!! qué fuerte está Rodrigo Guirao Díaz)...
A ver... corrección... hubiera elegido el papel de Gabriela. ¡Ese jardinero vale cualquier sacrificio!
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Eso es todo por hoy. Mañana, otro tema de candente actualidad: El Herpes Genital y la Iglesia Católica, ja ja.
Desde las cálidas orillas del Río de la Plata, se despide Víktor Huije, un amo de casa desesperado, pero no tanto.
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miércoles, 6 de septiembre de 2006

HOY MI DEBER



Otra vez Silvio Rodríguez (a pesar de...). En esta oportunidad, con un tema que me ha acompañado a lo largo de muchos años sobre los escenarios y que no faltará cuando próximamente me ponga a cantar para el público.
Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza.
*
Hoy era un momento
más bien optimista
un renacimiento
un sol de conquista.
*
Pero tú me faltas
hace tantos días
que quiero y no puedo
tener alegrías.
*
Pienso en tu cabello
que estalla en mi almohada
y estoy que no puedo
dar otra batalla.
*
Hoy yo que tenía
que cantar a coro
me escondo del día
susurro estoy solo.
*
Qué hago tan lejos
dándole motivos
a esta jugarreta
cruel de los sentidos.
*
Tu boca pequeña
dentro de mi beso
conquista se adueña
no toca receso.
*
Tu cuerpo y mi cuerpo
cantando sudores
sonidos posesos
febriles temblores.
*
Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza.
*
Y creo que acaso
al fin lo he logrado
soñando tu abrazo
volando a tu lado.
Silvio Rodríguez (1979)
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Eso es todo por ahora. Hoy sin tema candente. Desde las templadas riberas del misterioso río marrón, se despide Víktor Huije, un cantante retirado que muere por volver.
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martes, 5 de septiembre de 2006

SIN INDULTOS DE LA RATA

A veces, la JUSTICIA tiene derecho a que se la nombre con mayúsculas. Después de 30 años, pareciera que los carriles legales se van esclareciendo. En el día de ayer, el juez federal Norberto Oyarbide declaró inconstitucionales los indultos (dictados en 1990 por la rata que habitó la Casa Rosada y ahora se refugia en el Senado) que beneficiaron al ex ministro de Economía de la última dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz y al ex general Albano Harguindeguy, por entonces ministro del Interior, con lo cual serán juzgados por el secuestro extorsivo de dos empresarios. Y como si esto fuera poco, el mismo magistrado anuló del mismo modo, en el día de hoy, el indulto al ex presidente de facto Jorge Rafael Videla, fruto también de la maleficencia del roedor riojano antes mencionado.
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No resulta extraño que el último escalón de una investigación judicial finalice en el autor intelectual. A 23 años de la caída de la dictadura, el mentor del plan económico que dio sustento al golpe militar del 24 de marzo de 1976 podría terminar sus días en prisión. Aficionado a la caza mayor, el ex ministro de Economía puede terminar cazado. Podría ser procesado por su responsabilidad en el secuestro extorsivo que sufrió el empresario Federico Gutheim y su hijo Miguel Ernesto. Detenidos durante cinco meses a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Los Gutheim fueron presionados para concretar una exportación a Hong Kong, que le facilitaba a Martínez de Hoz el acceso a créditos millonarios. Obviamente, su amigote de caza Harguindeguy también estuvo involucrado en la matufia. Por su parte, Videla deberá seguir con su prisión domiciliaria (dictada por el caso de robo de bebés) y será procesado por su participación en el tristemente célebre Plan Cóndor.
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Los fundamentos a los que recurrió Oyarbide son similares a los que ya se emplearon en los casos de violaciones a los derechos humanos investigados en las causas del Primer Cuerpo y de la ESMA. Basándose en jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en esos casos se afirmó que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y por lo tanto no pasibles de ser indultados por la voluntad presidencial.
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Queda claro que la rata riojana no podía quedarse callada. Todos sabemos que sufre de incontinencia verbal. Con sumo desparpajo declaró haber conseguido "diez años de paz" durante su mandato con los indultos, ya que logró "calmar los espíritus" y estableció "justicia para todos", en referencia a "los militares que combatieron a la subversión y los subversivos". Tamaña hipocrecía merece el repudio generalizado de toda la sociedad. Esos diez años de paz de los que la rata habla fueron años en los cuales las personas que lucharon por la justicia tuvieron que morderse los labios y limitarse a putear cuando veía a los genocidas caminar con toda libertad por las calles. No hubo ni justicia para todos ni se calmó ningún espíritu. También reclamó la rata que no hay justicia si sólo se anulan los indultos que beneficiaron a los militares y no a los que dejaron en libertad a los subversivos como Firmenich. Lo que la rata omite (porque estoy seguro de que lo sabe) es que los subversivos son simples delincuentes comunes, a quienes él mismo dejó libres. Los militares son culpables de TERRORISMO DE ESTADO, delito de lesa humanidad que, además, estuvo condimentado con terrorismo económico, robo y asesinato de bebés, estafas reiteradas, apropiación ilegal de los bienes ajenos y una larga lista de delitos que dan asco de solo pensarlos.
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Años atrás (justamente en tiempos de la rata riojana), el juez Oyarbide estuvo envuelto en un escandalete de carácter sexual, en el que se ventiló a los cuatro vientos su condición de homosexual. Tal vez se buscaba "domesticar" a una oveja descarriada que buscaba claridad en medio del sistema institucionalizado de corrupción. Y digo esto, sin ánimos de afirmar que el juez sea un héroe puesto que solo ha cumplido con su deber, aunque encontrar semejante ejemplar sea tan difícil como encontrar una mosca blanca.
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Salvo algunos dinosaurios que siguen molestando, la sociedad argentina repudia, hoy en día, lo actuado por los uniformados. Faltaría, no obstante, realizar una profunda reflexión sobre el papel que desempeñaron los civiles durante aquellos años y los siguientes. Sin duda, el día en que nos empecemos a quitar las caretas, Martínez de Hoz terminará encerrado y compartirá la celda con su benefactor, una rata riojana que jamás debió entrar a la Rosada.
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Esto ha sido todo por hoy. Desde las templadas y occidentales riberas del Río de la Plata, se despide Víktor Huije, un ciudadano que ha aprendido a tenerle asco a los uniformes, a los economistas liberales y, sobre todo, a determinados roedores que carecen de credo, de idelogía y de lealtades.

sábado, 2 de septiembre de 2006

¿PARA QUÉ SIRVE LA VIRGINIDAD?

"Bienaventurados los castos
porque tienen la gracia divina
y la ocasión de dejar de serlo
a la vuelta de la esquina."
Sapientísimos versos de Joan Manuel Serrat que son, en realidad, una cabal declaración de principios.
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Confieso que al tema de hoy lo voy a tratar "de oídas". Si hablamos de virginidad, la perdí hace tanto tiempo que casi ni me acuerdo lo que es.
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La virginidad ha sido desde siempre un tesoro invaluable, en tanto estuviera depositado en el cuerpo de la mujer. La castidad del varón, por el contrario, representa antes que nada un desvalor, blanco de burlas mordaces y demás humillaciones. La mitología tanguera, las leyendas románticas, el imaginario medieval, están plagados de historias en las que las heroínas lo son en función de la pureza de sus respectivas partes íntimas. Pureza que, una vez mancillada, ha dado origen a las tragedias más encumbradas de la literatura universal. Recuerdo, a modo de ejemplo, una película del '71: "Adiós, hermano cruel" (basada en la tragedia isabelina "Lástima que sea una puta", de John Ford). Época del Renacimiento, Mantua, niña etérea y hermano lalala, que no pueden sustraerse a los goces del incesto, y una familia noble y acaudalada que no se preocupa tanto por el repentino embarazo de la niña como de la necesidad de ocultarlo. La niña es ofertada al noble Soranzo quien se siente honrado y acepta desposarla, ignorante del regalito que ella llevaba en la pancita. Es por eso que, cuando descubre el engaño, reúne a toda la familia de la niña en su palacio con la excusa de un banquete y, ayudado por sus esbirros, lleva a cabo una de las matanzas fílmicas más espectaculares de las que tenga memoria. Ni punto de comparación con las carnicerías berretas de "Martes 13" y sus sucedáneos.
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¿Para qué sirve la virginidad? Jamás he logrado comprender ese orgullo pueril por ser "el primero". Entre los gays ¿tiene el mismo valor?
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Yo la perdí a los doce años y en absoluto fue una experiencia traumática. Tuve suerte en realidad y de allí mi escasa información en lo referente a las bondades estado virginal. Desde entonces hasta la fecha, he conocido a (y huído de) decenas de vírgenes inexpertos (e inexpertas) que buscaban en mí a un tutor que los instruyera para lograr, si no un doctorado, al menos una tecnicatura en ciencias hedonísticas. Hubo solo tres excepciones, dos de las cuales respondieron a cuestiones vinculadas exclusivamente con el amor. Hecha esta salvedad, el oficio docente en el ámbito de la cama es una tarea que no me seduce en absoluto. Porque considero que, en las artes del sexo, no hay maestros. Cada cual debe buscar sus propias emociones y placeres sin necesidad de mecenas. Por lo demás, eso de enseñar cuando se trata de disfrutar me resulta por completo aburrido, salvo (insisto a riesgo de parecer cursi) que el móvil sea el amor y no solo el placer.
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Completando quizá la idea de Serrat, lo mejor que podría sucederle a un o una virgen es dejar oportunamente de serlo. Y me río al imaginar los rechazos moralistas que tal aseveración pudiere ocasionar. Pero solo invito a los lectores a reflexionar sobre el asunto.
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Por supuesto que soy padre y no pretendo que mis hijos salgan ahora a buscar pareja para "debutar". No soy tan irresponsable. Nótese el "oportunamente" que deslicé como al pasar en mi sentencia. Ese "oportunamente" significa "cuando el cuerpo y la mente estén maduros para medir consecuencias y también para disfrutar con plenitud". Porque el sexo no es el cuco que la moralina católica nos ha impuesto desde su origen. El sexo es libertad. Es belleza y armonía. Es derecho y hasta obligación para todo aquel que quiera ser íntegro y feliz. Con la mesura acorde a sus edades, eso es lo que pretendo transmitirles a mis hijos.
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Mi experiencia es otra cosa. A raíz de su intrínseca particularidad, mi debut sexual no puede ni debe ser tomado como modelo. Es obvio que, a los doce años, ni mi cuerpo ni mi mente eran aptos para medir consecuencias. Simplemente tuve la suerte de coincidir en deseos con un par, con otro ser de mi misma edad, tan curioso, tan libre y tan inconsciente como yo. Lo demás es anecdótico.
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Con las salvedades del caso, descreo de la valoración que se le endilga a la castidad y veo en ella solo una herramienta útil para mantener vigente un esquema machista de poder. No quiero eso para mis hijos. Sobre todo porque es una filosofía que obliga a unos y a otros a vivir en y del engaño, pues no todo lo que brilla es oro. Un chiste que escuché anoche ilustra mis dichos mejor que mil palabras:
"Una madre lleva a su hija angelical al médico porque se queja de molestias en la entrepierna. El facultativo la examina y determina:
- Su hija tiene el clítoris como el capuchón de un bolígrafo.
- ¿Por qué, doctor? ¿Lo tiene azul?
- No. Lo tiene todo mordido"
CHAN.
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Eso es todo por hoy. Desde Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un reportero que no le pone cinturón de castidad ni siquiera a sus ideas.

viernes, 1 de septiembre de 2006

CUESTIONES DE PESO

Hoy en la tarde, después de que Víctor se fuera a trabajar, me senté en la soledad de la cocina y, té de por medio, encendí la tele, como parte del ritual diario que me permite embrutecerme un poco antes de salir al mundo. Hice zapping y al final dejé donde la suerte quiso.
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Apareció en la pantalla Andrea Polliti, conductora de "Cuestión de Peso", un reality de la televisión vernácula, que reúne a personas que decidieron cambiar su cuerpo y sus vidas enfrentando el desafío de llegar a un peso ideal. Un grupo de expertos conformado por nutricionistas, sicólogos y especialistas en estética los ayuda durante todo el proceso. Desde afuera, el público tiene la oportunidad de opinar, por medio del voto, quiénes considera que cumplen los objetivos.
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No está mal el programa. Pone en el tapete una cuestión que es fundamental en el tema salud, en estos tiempos en que la obesidad le corre una carrera a la bulimia y a la anorexia por lograr el podio de las enfermedades más "taquilleras".
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Hoy le tocó irse a Eduardo, un muchacho de unos 28 ó 30 años, que empezó en el programa hace unos cinco meses con un peso de 200 kg y hoy se retira con 130. Obvio que estamos hablandoi de televisión y el efecto cebolla no puede estar ausente. El joven asumió sus responsabilidades por no haber bajado los kilos que el programa le exigía para permanecer en la competencia. Hubo llanto (con madre y hermana incluídas prometiendo apoyo moral y tratando de influir en la moral de los productores para que Eduardo fuera perdonado), hubo golpes bajos (a cargo de vecinos que declaraban su cariño por el joven), hubo recriminaciones varias y angustias por parte de los demás concursantes (que saben positivamente que a ellos también les llegará el momento). Sin embargo (insisto), el programa no está nada mal.
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Según cifras extraoficiales, el 57% de los argentinos sufre de sobrepeso u obesidad. La mayoría de los chicos de 9 a 13 años, de clases media alta y alta, comen alimentos pobres en nutrientes, aunque de elevado aporte calórico. El consumo de golosinas, galletitas dulces, bebidas azucaradas, facturas y snacks les provee hasta el 20% de las calorías diarias, proporción que en una dieta sana no debería superar el 8%. Más de la mitad come más de lo necesario y, además, casi uno de cada diez chicos de estos niveles sociales no desayuna. Estos defectos se potencian por el hecho de que pasan más de cuatro horas ante la pantalla de la TV o de la computadora, mientras que sólo hacen una o ninguna hora diaria de ejercicio físico. Si así están los ricos, ¿cómo estarán los pobres? En efecto, en los niveles socioeconómicos más bajos hay todavía más tendencia a la obesidad. Hoy, en la Argentina, el problema principal no es la desnutrición, sino la mala calidad de la dieta.
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El pobre Eduardo se la bancó con dignidad. A pesar de que los ojitos le brillaban, aceptó sus "culpas" por no haber bajado todo lo que el programa le exigía para continuar en competencia y prometió seguir con la dieta, los ejercicios y el cambio de hábitos necesarios para que los 70 kilos bajados no sean solo un recuerdo.
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Lo veía en la pantalla, peleando contra el deseo de llorar o de moler la pared a puñetazos, y traté de meterme en su cabeza. Sin dudas, debería sentirse un fracasado (a cualquiera de nosotros podría sucedernos lo mismo). Sentiría que se falló a sí mismo y a todos los que lo apoyaron. Claro, en estos momentos le debe ser difícil asumir que 70 kilos menos no es moco de pavo. Todavía más difícil comprender que, de ninguna manera, ha llegado al final del camino. Pero si es un luchador, ya llegará el momento.
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Allá por el año 2000, yo pesaba 96 kilos. Una barbaridad para mi estatura y mi contextura. Como buen gordo, evitaba mirarme en las vidrieras de las grandes tiendas, hice desaparecer todos los espejos de la casa, no podía dejar de comer y trataba de justificarme con argumentos pueriles. Hasta que una tarde, caminando por el centro, me vi reflejado en el escaparate de C&A. Me quedé atónito frente a mi propia imágen, como si hubiera sido la primera vez que me veía. "No puede ser que yo sea esa bola de grasa que me mira desde la vidriera" me dije. Y desde ese día comencé a bajar de peso, hasta llegar a los exiguos 65 que muchos conocieron.
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Lo mío fue sencillo porque solo era cuestión de dejar de comer y afrontar los conflictos y frustraciones sin recurrir a la comida. Desgraciadamente, no para todos es así. En casos como los de Eduardo, además de psiquis, influyen factores genéticos y glandulares que no se deben soslayar. Tampoco dejemos de lado las presiones sociales de las que todos somos responsables, en función de este culto desmedido por los cuerpos perfectos.
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Ojalá llegue el día en que podamos hacer (entre todos) algo concreto para poder ayudar a los que padecen de esta terrible enfermedad.
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Eso es todo por hoy. Desde las costas del Río de la Plata, se despide Víktor Huije, quien aun hoy no puede resistirse a un buen chorizo
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Novelas de Carlos Ruiz Zafón