viernes, 29 de septiembre de 2006

¿NUNCA MÁS?





El miércoles de la semana pasada, comenté la sentencia a cadena perpetua que recayera sobre el ex comisario Miguel Etchecolatz. En medio de la alegría que dicha noticia representaba para quienes deploramos aquella época de horror que azotó a nuestro país, así como a sus gestores, ya se sabía que el principal testigo de la causa estaba "desaparecido".

Se trata de Jorge Julio López, un albañil de 77 años que había sido secuestrado y torturado por Etchecolatz, en tiempos de la dictadura, a raíz de su militancia montonera. López fue la pieza clave para la condena del represor y (oh, casualidad) se desconoce su paradero desde el lunes 18 de este mes. Simplemente, DESAPARECIÓ una vez más.

Mucho se ha hablado en los medios sobre el tema y no sé si es pertinente repetir conceptos que ya resultan verdades de Perogrullo. Sin embargo, es notable (por no decir triste, desalentador, vergonzoso) el poco compromiso de la sociedad argentina toda ante tamaño retroceso en la defensa popular de los derechos humanos. Después de 11 días de su desaparición, ya es más que claro que no está perdido ni que una supuesta paranoia lo ha llevado a ocultarse voluntariamente. En un contexto en el que está involucrada la Policía de la Provincia de Buenos Aires (una de las instituciones de "seguridad" más sangrientas y represoras de nuestra historia, pre y post proceso militar) y en el que los jueces que condenaron al ex comisario de marras y a los que tienen a cargo las casi 1000 causas contra ex represores que esperan fecha para ir a juicio son amenazados de muerte (con anónimos depositados en sus propios escritorios), no es serio eludir la certeza de que aquella "mano de obra desocupada" de la que se hablaba en tiempos de Alfonsín no está tan desocupada como parecía. Antes bien, mantienen sus resortes bien aceitados y recuerdan muy bien cómo lograr que la sociedad se amedrente y dé un paso atrás cuando de defenderse ante la agresión se trata.

Pero resulta tanto o más indignante que Hebe de Bonafini, presidenta de Madres de Plaza de Mayo, en un arranque de "conchudismo supino", se olvide de su propia lucha y salga al cruce de las críticas al gobierno, recomendando que se investigue a la víctima y afirmando que tanto su supuesto secuestro como su misma participación en el juicio no son más que una trampa de sectores opositores para "tirarle un muerto" a Kirchner.

No olvidemos que lo importante aquí es el hecho de que UN CIUDADANO HA DESAPARECIDO a través de la metodología de los milicos de la década del '70. No olvidemos que lo más terrorífico del caso es que la sociedad toda NO se ha movilizado EN BLOQUE para repudiar este hecho.

La única movilización que se efectuó hasta el momento estuvo a cargo de unas pocas organizaciones de izquierda, que terminaron peleándose entre sí por no poder imponer cada una su postura y tratando de sacar rédito de una TRAGEDIA de la cual el pueblo argentino todavía no es consciente.

La desmemoria es el mayor de nuestros males. Y siempre va de la mano de la desconfianza y la consecuente falta de compromiso. Como me decía ayer mi amigo Bellota, es el síndrome de la paranoia: "uno no se moviliza para que no lo confundan con los zurdos que solo buscan llevar agua para su molino con consignas que fatalmente exceden a los fundamentos de la movilización". Todos hemos oído los reclamos de renuncias, de linchamientos y de una huelga nacional hasta que el "compañero López" aparezca sano y salvo. Y es así como, los que no se sienten identificados con las consignas, con esa excusa por demás pueril, se quedan cómodamente en sus casas, no se hacen escuchar y dejan que la única voz que se escuche sea la de los sectores que NO LOS REPRESENTAN. En tanto, miran todo desde la televisión, fuente de toda razón y justicia, en la que la foto de López (repetida tantas veces) se les confunde con la imagen de Marcelo Tinelli. Así, se conduelen del destino trágico del pobre albañil y se emocionan hasta las lágrimas por el triunfo en "Bailando por un Sueño" de Florencia de V. Se indignan por la falta de seguridad (tema del que en los '70 no se hablaba) y se ríen de los regaños que, desde Miami, le hacen a la Rata Riojana ("Futura viuda busca presidenciable maduro para fines serios. Contactarse con la Chechu").

Con genuina angustia, compruebo una vez más que NO HEMOS APRENDIDO NADA.

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Eso es todo por hoy. Desde las callecitas de la Misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista con memoria que intenta separar la paja del trigo.

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1 comentario:

facu. dijo...

me asusta mucho, no habiendo vivido la dictadura tener que gritar hoy "APARCION CON VIDA" realmente me asusta.
y lo de hebe ya da verguenza, honestamente la respetaba muchisimo pero esto ya es el colmo de su kirchenerismo.

hace mucho no pasaba
dejo un abrazo
facu

Novelas de Carlos Ruiz Zafón