En el día de la fecha no tenía pensado actualizar esta página.
Me había imaginado un día abúlico, sin demasiada sorpresa... no sé... levantarme, asear un poco la casa (no mucho porque la humedad reinante en Buenos Aires torna completamente inútil todo esmero por la limpieza), pasar a leer el correo, visitar a mis hijos, controlar que esté todo en orden con ellos, dar clases como todos los días y volver a mi hogar por la noche, preparar la cena y esperar la llegada de Víctor para conversar de nuestra jornada, mirar un poco de tele y hacer... todo lo que un buen matrimonio hace.
Yo había preparado un día hermosamente rutinario.
Pero al conectarme a internet, suelo cometer el mismo cotidiano error: leer los diarios. Y esta vez me encontré con la noticia de la intromisión de tropas israelíes en territorio libanés y de los cientos de muertos... Nada nuevo, pero no por repetido se aplaca mi consternación.
No hay mucho por decir sobre el asunto. Creo que todos los que pasan por aquí piensan y sienten como yo.
La guerra no lleva a nada bueno. Y un pueblo históricamente perseguido como el judío debería saberlo mejor que yo.
Les dejo una canción del uruguayo Jorge Drexler, que resume casi todo lo que me angustia en el día de hoy.
MILONGA DEL MORO JUDÍO
Por cada muro un lamento
en Jerusalén, la dorada.
Y mil vidas malgastadas
por cada mandamiento.
Yo soy polvo de tu viento,
y aunque sangro de tu herida
y cada piedra querida
guarda mi amor más profundo,
no hay una piedra en el mundo
que valga lo que una vida.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.
No hay muerto que no me duela.
No hay un bando ganador.
No hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela.
La guerra es muy mala escuela,
no importa el disfraz que viste.
Perdonen que no me aliste
bajo ninguna bandera:
vale más cualquier quimera
que un trozo de tela triste.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.
Y a nadie le di permiso
para matar en mi nombre.
Un hombre no es más que un hombre,
y si hay dios, así lo quiso.
El mismo suelo que piso
seguirá, yo me habré ido
rumbo también del olvido.
No hay doctrina que no vaya.
Y no hay pueblo que no se haya
creído el pueblo elegido.
Yo soy un moro judío
que vive con los cristianos.
No sé qué dios es el mío,
ni cuáles son mis hermanos.Jorge Drexler
Ojalá existiera un dios que se hiciera cargo de los odios y las penas de sus hijos.
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