jueves, 3 de septiembre de 2020

Te llegará una rosa



 
(#CanciónDeCuarentena número 37)

A veces las cosas suceden sin que uno se lo proponga.

Hoy, por ejemplo. Clase de Ciencias Naturales. Hablamos de la biodiversidad, de la gran variedad de especies que existen en el planeta. Y así, como quien no quiere la cosa, Javy, uno de los chicos, comparte con todos el recuerdo de su abuela, que hace dos meses murió por el covid. Habla con emoción pero sin pena. No tiene activada la cámara pero la voz le brilla.

- Ella se recluía en su jardín todas las tardes. -nos cuenta- Vivía para sus rosas.

La abuela tenía su propio rosedal, en el fondo de su casa, poblado de rosas de distintos colores y variedades.

- ¡Hasta llegó a tener una rosa negra! -dijo exaltado, orgulloso de un logro tan peculiar.

La rosa negra se la habían enviado unos amigos de la infancia que ahora viven en Turquía. Pero era negra solo durante la época de verano, cuando hacía mucho calor. El resto del año era de un color rojo muy oscuro, pero roja al fin.

- Fue por culpa de esa rosa que la abue puteó por única vez en su vida. Ni mi vieja ni nadie en la familia le había oído alguna vez una mala palabra. Pero la rosa negra era muy difícil de cuidar porque acá la tierra no es como en Turquía y al final se le secó. Y ese día la abuela lloró como si se le hubiera muerto un familiar. Y en el medio del llanto, se rajó la puteada.

Ahí sí que la voz se le nubló un poquito. Me dio la sensación de que él también tenía ganas de putear. Pero es un pibe muy canchero y sorteó el traspié con un chiste tonto que cambió el clima de inmediato.

La clase continuó, hablamos de otras cosas y, poco después de terminar, me sorprendí a mí mismo cantando la canción que comparto hoy. ¡Y al toque me senté frente a la compu y la grabé! "Como salga", me dije. Y así salió.

Yo era muy pendejito cuando la escuché por primera vez y, a pesar de contar una historia de distancias, la canción me levantaba el ánimo. ¡Yo qué sé! Es lo que me producía.

Y después de cantarla, ahora que la estoy pasando a video para, más tarde, subirla al Facebook, pienso en la abuela de Javy. Y en Javy, que seguro no pudo despedirse y ha de seguir rindiéndole homenaje cada vez que puede, como lo hizo hoy en la clase. Y pienso en mí también, acá, entre estas cuatro paredes que uso como bunker para no correr la misma suerte. Y pienso en esta canción que habla de los amores a distancia, como han de ser tantos amores hoy en día.

Nada es casual. Mi memoria estuvo astuta al ponerme la canción en la cabeza sin pedir permiso. Yo, que podría decirse que tengo un doctorado en amores a distancia. Sobre todo de esas distancias que ya solo se pueden acortar en el corazón. Amores que ya no están, como la abuela de Javy, pero siempre vuelven... ¿O será que no se van?

Sea como sea, el tema de Alberto Cortez de hoy (inexplicable que no haya cantado a Cortez con anterioridad) va dedicado a mi querida Negra Sus, que anda medio pachucha por estos días. Y también se la dedico a Franchus, uno de mis fans de la primera hora, (cuando uno solía gorjear en ese antro de magia llamado Musas). Justo hoy está de cumpleaños y nos separa una distancia de diez cuadras en las que nunca nos cruzamos, jeje. Y, ¡qué rayos!, también se la dedico a la abuela de Javy, que vaya uno a saber cuántos duelos largamente ahogados habrá resumido en esa puteada por la muerte de su exótica rosa negra, recibida desde lejos.



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