viernes, 11 de septiembre de 2020

Deshonra nacional


Domingo Faustino Sarmiento fue un adelantado a su época. Ya en el siglo XIX promovía las ideas eugenésicas que, en el siglo XX, llevaron adelante los jerarcas del nazismo.

Celebrarlo como ejemplo de educador es una mancha en la honra de nuestra sociedad. No hay contexto que pueda justificar la brutalidad de sus ideas. Fue un genocida en potencia y, si no lo fue de hecho, se debió a su falta de coraje para llevar su pensamiento hasta las últimas consecuencias, consciente en el fondo de que se trataba de una ideología irremediablemente reñida con los principios éticos más elementales. Para sortear ese obstáculo, instigó a otros personajes de su época que (menos temerosos del juicio de la historia y más comprometidos con sus ansias de poder) no tuvieron empacho para procurar una de las matanzas más sangrientas e infames que nos ha tocado vivir.

Esto es todo por hoy. Desde las casi primaverales callecitas de esta Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora de los Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que no duda en lo más mínimo de que Domingo Faustino Sarmiento debería ser desterrado para siempre a la cloaca de nuestros recuerdos.


1 comentario:

Luckitas dijo...

Sarmiento solo dijo los que todavía en el siglo XXI seguimos pensando (pero no diciendo, porque queda mal ché) de todos los pueblos originarios que habitan en la Argentina, porque no solo los margina el estado, sino también los gobernantes e incluso la sociedad toda.

Novelas de Carlos Ruiz Zafón