lunes, 24 de agosto de 2020

Las Hojas Muertas


Canciones De Cuarentena número 34. 
Este es otro de los pedidos especiales de Angélica Fernández. ¡Y vaya que es especial! 

Es la primera canción que aprendí a cantar en francés, cuando todavía no tenía ni idea de lo que decía la letra. Mi familia y yo vivíamos, por ese entonces, en una casa de departamentos (no un edificio, sino una de esas casas en que hay un departamento detrás de otro, pero todos en planta baja). 

En casa, los domingos se escuchaban tangos. En la casa del fondo, un vecino catamarqueño ponía chacareras a todo lo que daba su Winco. Y la vecina de adelante berreaba contra el mundo porque ella gustaba solo de la música romántica. Y fue en su casa donde conocí a Yves Montand. Ella lo adoraba. Aunque fuera un amor platónico con rispideces ideológicas, ya que al mismo tiempo era devota de Salvatore Adamo y de... ¡Pedrito Rico! Pero hoy todo queda perdonado porque fue la que me llevó al cine (de contrabando) a ver "Estado de Sitio", de Costa-Gavras, película protagonizada por Montand, que me taladró la cabeza a mis escuetos diez u once años. 
Ella tenía discos de pasta muy bien conservados. Y entre ellos, siempre presente la fascinación de esas hojas muertas que me emocionaban aun sin comprenderlas. 

Unos años después, ya en la secundaria, me animaría a pedirle la transcripción de la letra (y su traducción, por supuesto) a mi profesora de francés en San Cosme. Por más que me esfuerzo, no logro recordar su nombre (tal vez Noemí Calomeni la recuerde). Por lo que recuerdo, la profe era un poco parca fuera de la clase, pero accedió a mi pedido. Lo hizo al instante. Se la sabía de memoria. Y ahí supe que era una canción recontraconocida en todo el mundo. De ese modo, la canción que siempre canturreaba en la ducha o cuando me mandaban a comprar el pan se convirtió en la segunda razón por la que ese mismo año comenzaría a estudiar francés (la primera era la insistencia de la Emma para que estudiara inglés, je). 

"Las hojas muertas" fue compuesta, en 1945, por un húngaro nacionalizado francés llamado Joseph Kosma, en base a un poema del poeta y dramaturgo Jacques Prévert. Obviamente fue popularizada por Yves Montand, pero a lo largo de los años fue interpretada por más de 400 intérpretes de todo el mundo, desde Julliette Greco, hasta Plácido Domingo, pasando por Estela Raval, Nat King Cole o Andrea Bocelli. Pero ninguna de las versiones (salvo, quizá, la de Barbra Streisand) pudo igualar la magia de la original. 

Cuando murió Montand, en 1991, yo ya estaba casado y con la vida convulsionada por tragedias familiares que no vienen al caso. Sin embargo, la noticia de su muerte, silenciosamente, me afectó como si se hubiera tratado de un pariente cercano. "Las Hojas Muertas" me asaltó la cabeza durante semanas y, en cada arrebato, la emoción me nublaba la mirada. Está bien que soy medio llorón... pero igual tenés que tener el corazón de piedra para no emocionarte. 


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