sábado, 20 de octubre de 2007

LEVANTANDO LAS MANOS

Daniel Pérez (izq.) y Nelson Floridia (der.), presidente y secretario de A.S.H.A. respectivamente.

Si hace veinticinco años alguien me hubiera dicho que yo participaría en un acto donde se reivindicaran los derechos de las personas gays, lesbianas y trans, no cabe duda de que me hubiera reído con ganas. Hubiera afirmado que mi interlocutor no era más que un iluso soñador fantaseando con globitos de colores. Los jerarcas y panegiristas de la dictadura habían hecho un buen trabajo al convencernos de la inutilidad de todo esfuerzo por modificar la realidad.

Felizmente, hubiera estado equivocado.

Tan equivocado que, no solo existen hoy en día y en nuestro país organizaciones que han logrado instalar nuestra temática en la agenda política, sino que ha nacido una agrupación que se atreve a doblar la apuesta en cuanto a la lucha contra la discriminación.

El pasado viernes 19 de octubre, en la sede de Casa Brandon, se presentó en sociedad la Asociación de Sordos Homosexuales de Argentina (A.S.H.A.), un admirable grupo de valientes que ha decidido alzar la mano para que la comunidad LGTB y la sociedad toda nos demos cuenta de que existen, de que están entre nosotros, de que ellas y ellos también merecen respeto. Y levantan la mano no para pedir permiso, sino para tomar la palabra y reclamar (con el medio de expresión que les es propio: el lenguaje de señas) lo que siempre ha sido suyo y pocas veces se les ha reconocido: el derecho a ser quienes son con la frente en alto, el derecho a ser considerados a la hora de las decisiones, el derecho a vivir con dignidad en una Argentina que parece estar dispuesta a derribar los muros de concreto erigidos por la intolerancia.

Daniel Pérez y Nelson Floridia, presidente y secretario de A.S.H.A. respectivamente, tuvieron a su cargo la coordinación de este evento, sin dudas extraño para los que no estamos acostumbrados a escuchar el silencio. Asignatura pendiente para nosotros, que no aprendemos a mirar más allá de lo evidente a fin de descubrir e interiorizarnos de otras realidades.

Con los nervios y la espontánea informalidad propios de este tipo de reuniones, Daniel y Nelson expusieron las razones por las cuales se fundó A.S.H.A., sus objetivos y sus símbolos. Particular mención merece la simpática Estefanía, quien con naturalidad y fluidez ofició de intérprete entre los socios y los oyentes no familiarizados con la lengua de señas. Se trataron además tópicos vinculados estrechamente a la temática LGBT, como por ejemplo la historia del movimiento gay, las vicisitudes de la salida del armario, etc. Se habló de los proyectos de la nueva organización, se habló de sus necesidades pero, sobre todo, se habló de la amistad y del amor sin necesidad de nombrarlos.

Es una pena que las hermanitas mayores (las demás organizaciones LGBT) hayan estado ausentes en un acto de tal trascendencia. Si bien no hubo cámaras, ni prensa, ni se contó con la participación de rutilantes personalidades del activismo internacional, el nacimiento de este nuevo miembro de la familia (el que se ha echado al hombro la pesada responsabilidad de luchar contra la doble discriminación que los aqueja) tenía la suficiente entidad como para merecer el apoyo y el aliento de quienes bregan por que todas nuestras voces sean oídas. Un gesto, muchas veces, vale más que mil palabras y, por el momento, ese gesto está aun ausente.

No obstante, con humildad y empeño, A.S.H.A. ya se ha puesto en marcha y ha plantado su bandera de lunas multicolores en un espacio vacante en el espectro de la diversidad. Es de desear que, entre todas y todos, sepan hallar el camino de consenso y armonía que les permita alcanzar las metas fijadas y puedan trabajar en conjunto hasta que la lucha haya perdido su razón de ser.

Claro que, hasta entonces, ha de pasar mucha agua bajo el puente.

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Esto ha sido todo por hoy. Desde las callecitas de la siempre misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que a cada momento se esfuerza por escuchar otras voces.

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3 comentarios:

Rodrigo Zavala dijo...

Oye... ¡El de lentes se parece a mí!

Ohhhh...

rOd.

Rodrigo Zavala dijo...

Oye... ¡El de lentes se parece a mí!

Ohhhh...

rOd.

Anónimo dijo...

Yo pensé lo mismo el día en que lo conocí, je je.

Novelas de Carlos Ruiz Zafón