jueves, 10 de enero de 2008

LOS HERALDOS NEGROS



Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!



César Vallejo, 1918

lunes, 7 de enero de 2008

Desbalance


Inicié este blog en julio del 2006 y desde entonces el contador suministrado por el servicio de estadísticas ha contabilizado más de 10.800 visitas. La mayoría de ellas corresponden a personas que llegan hasta aquí por mera casualidad, en busca de contenidos ajenos a los que suelo publicar. No dudo que algunas de esas personas habrán de detenerse a leer, aunque supongo que la gran mayoría han de continuar su ruta sin mayor atención. Claro que, entre esas miles de visitas, también debo considerar a los amigos y conocidos que llegan hasta aquí por propia voluntad y, de tanto en tanto, me honran con algún comentario (o no). Sean quienes sean, para los que leen lo que escribo y especialmente para un ser luminoso que está a punto de salir de mi vida pero nunca de mi corazón es que publico esto que necesito sacar a flote. Y a falta de amigos que estén más a mano, buenos son los blogs.

En diciembre último me negué a publicar el remanido balnace del año en el que uno enumera lo bueno y lo malo del año que termina. Por una parte porque hace un tiempo decidí no hacer de este espacio una vitrina hacia mi poco interesante vida personal. Por otro, porque sentía que era inútil la confección de esos inventarios, habida cuenta de que nada cambia a fin de año, que en la vida las etapas no tienen límites tajantes y que todo sigue más o menos igual en la mañana del 1º de enero. Sin embargo, traicionando en cierto modo mis propias intenciones, a mediados de diciembre escribí el poema que transcribo a continuación:


Se acaba diciembre
y otra vez la rutina del inventario
como si la vida fuera una tienda en el mercado.
A la izquierda la listita de las cosas buenas
y a la derecha la de las que no son tanto...
o al revés...
y a sacar las cuentas de las pérdidas y las ganancias.
Otra vez la sensación de fin que no termina
esa que se prolonga más allá del brindis y del artificio.
Otra vez poner el alma en la balanza.
Otra vez cerrar para volver a abrir siendo los mismos.

Podría asegurar que este año aprendí a ser un poquito más tolerante.
Han visto la luz mis mejores escritos.
He sido amado y también amé.
He descubierto a algunos falsos amigos.
He perdido algunos grandes sueños
cobijado por la implacable luz de las ideas.
Me he convencido de que el universo no me necesita.
He sido vapuleado tal vez con buenas razones
y he trabajado duro sin retribución...

El amor se me escapa sin decirme por qué
y estar solo es una opción
una vez más.

Ya se acaba diciembre
y todo el 2007 está sobre la mesa
disperso
sin sentido
ilógico
concreto...

No sé en qué columna ubicar cada cosa.

Toda mi vida me negué a las etiquetas.
y este año
me resulta más sencillo no llevarme la contra.



Seguramente este sea el último posteo por un tiempo. A pesar de las tórridas temperaturas estivales, ha llegado el momento de retirarme a cuarteles de invierno y repensar la estrategia que me permita volver a la luz.

Alguna vez escribí: "Seguiré hasta que el fuego otra vez me consuma. / Pero esta vez / suplico / desparramen mi polvo por los cuatro vientos / acorralen mis humos en el fondo del mar / y quiten el nombre de mi urna / para que mis cenizas no se puedan juntar".

No sé si volveré. Es probable. Pero llegado el caso, confío en que mis amigos y todos mis amores cumplan con su parte.


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Esto ha sido todo. Desde las callecitas de la siempre misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que hoy se depide hasta la vuelta.

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sábado, 5 de enero de 2008

Repito la cartita del año pasado porque me gustó jajajaja

Queridos Reyes Magos:

Ante todo los saludo, porque desde mi más tierna infancia han hecho las delicias de mis noches del 5 de enero, esperando sus regalitos... hasta aquel día en que mi mamá se quedó estupefacta cuando leyó que mi deseo era recibir una banana tamaño familiar y me dijo (con muestras de gran preocupación) que esas cosas no se les pedía ni a los Reyes ni a Papá Noel. Ese año (no sé por qué) ustedes me trajeron un disfraz de El Zorro que, curiosamente, no tenía sable.

Me dirijo a ustedes porque, como siempre, este año he sido un niño bueno y creo que merezco mi regalito. Bueno... está bien... me olvidaba lo de la fiestita en el baño de la estación de trenes... pero deben reconocer que tanto yo como los demás chicos que participaron la pasamos muy bien y no debería ser considerado como "algo malo". También está lo de usarle los cosméticos a mi hermana... pero eso está compensado porque ella me usa sin permiso el consolador nuevito que me regaló aquel señor tan bueno, a cambio de que lo estrenara con él. Por supuesto que tampoco me olvido de las puteadas de aquella noche, en plena calle, con aquella señora tan extraña que andaba casi en bolas y tenía bulto bajo la bombacha... todo porque me subí al auto de otro señor muy bueno que me pagó por chuparle el veneno a una viborita que se le había metido en la bragueta. No creo que haya sido nada tan terrible. En todo caso, ella era la que estaba enojada conmigo.

Yo les juro que soy un niño bueno. No seré ejemplar, pero hago lo posible por hacer siempre las cosas bien. Al menos es lo que dicen todos los chicos. Soy tan bueno con ellos que se pelean por venir a dormir en mi casa.

Por eso, este año le pido algunas cositas que no tienen que ver específicamente conmigo... pero sí.

Ojo que son cosas que, por lo que sé, solo lo pueden lograr los magos como ustedes.

1) Que el ser gay, lesbiana o trans deje de ser motivo para que nos insulten, nos ataquen, nos lastimen o nos maten.

2) Que mis padres, mis hermanos, mis hermanas y todos mis amigos y amigas me acepten como soy, con mis virtudes y mis defectos, tal como yo lo hago con ellos.

3) Que los gays, lesbianas y trans podamos formar nuestras propias familias, legalmente y a la vista de todos.

4) Que los gays, lesbianas y trans podamos adoptar hijos como cualquier otro ser humano, sin que por ello se piense que nuestro deseo es abusar de ellos o que, cuando sean grandes, van a tener necesariamente nuestra orientación sexual.

5) Que las chicas y chicos trans dejen de pagar con su vida la discriminación de la que son víctimas (incluso dentro de la misma comunidad GLTB) y que cada cual pueda elegir su identidad sin dejar de gozar del respeto de los demás.

6) Que las asociaciones GLTB hagan las paces y formen frente común contra la discriminación y la homofóbia.

7) Que suceda el milagro de que esa gente maravillosa, que llena los bares, discotecas y saunas, también llene los locales de las asociaciones para arrimar un poquito el hombro, que parece que los que trabajamos somos siempre los mismos.

8) Que se encuentre la vacuna contra el SIDA y que esté al alcance de todos. Sobre todo de los pobres del mundo, que son los que más padecen la enfermedad.

9) Que algún Tribunal Internacional defensor de los Derechos Humanos tenga los cojones para juzgar a los jerarcas del Vaticano y sus acólitos por crímenes de lesa humanidad, cometidos al condenar el uso del preservativo y propugnar la abstinencia como único método para evitar la expansión de la pandemia.

10) Que alguien me explique ¿qué les hemos hecho los gays, las lesbianas y toda la gente transgénero a los papas, obispos, imanes, ayhatolás y rabinos que nos tienen tanta inquina?

11) Que las divas que actúan en los pubs de ambiente se aprendan las letras de las canciones y el movimiento de los labios (a los de la cara me refiero) coincida con el audio.

Seguro que me olvido de algo. Pero ya se me acaba el tiempo y tampoco es cuestión de andar recargando las bolsas que acarrean año tras año con estas pelotudeces mías. Pero... si les queda espacio... si tienen ganas... voluntad... no sé... si les sobra por ahí alguna réplica a tamaño natural de Ricky Martin o de Brad Pitt (si es de carne y hueso y con "equipamiento completo" MEJORRRRR), me lo dejan en la cama. Prometo hacerme el dormido cuando lleguen y conformarme, en su defecto, con una copia de Rodrigo Guirao Díaz.



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Eso es todo por hoy. Desde las tórridas callecitas de la siempre misteriosa y tan mágica (como ustedes) Ciudad de Buenos Aires, se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que hoy piensa dejar los zapatos junto a la puerta, con el agüita y el pastito preparados para recibir mañana un hermoso regalo de Reyes.


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Novelas de Carlos Ruiz Zafón