jueves, 6 de noviembre de 2008

LA DISCRIMINACIÓN SE APRENDE


Algunas semanas atrás, la opinión pública argentina se escandalizó por lo que se consideró un episodio bochornoso e inmoral en la televisión de aire. Yo diría que fue solo uno de los tantos a los que nos tienen acostumbradxs lxs popes de la caja boba, pero extrañamente éste cobró particular relevancia.

Una de las participantes del popular "Bailando por un Sueño", con el solo objeto de hacerse notar y ganar así algunos minutos de repercusión en los programas de chimentos, apareció en cámaras con un vaso lleno de agua y un corcho. La idea era mostrar a la teleaudiencia un ejercicio práctico para que los hombres heterosexuales (no se hizo la aclaración pero se sobreentiende) ejercitaran los músculos de sus lenguas y aprendieran a hacer sexo oral a las mujeres. El acto tan reprobable consistió en no quedarse en las explicaciones teóricas, de modo que la señortia en cuestión procedió a introducir su lengua dentro del vaso y trató durante algunos minutos de hundir el corcho. Así contado, da la impresión de ser un ejercicio sin demasiadas complicaciones pero la resistencia del corcho para dejarse sumergir obligaban a la muchacha a proyectar de manera exagerada su apéndice lingual, imagen que por los efectos ópticos del agua se veía magnificado en la pantalla.

"¡Sexo oral en la tele!" se horrorizó la diva de los almuerzos, que por lo visto desconoce las condiciones elementales de dicha práctica sexual, habida cuenta de que para llevarlo a cabo se necesita por lo menos un genital, el cual estuvo presente solo en la imaginación de lxs telespectadores. "Se han desdibujado todos los límites" sentenció uno de los célebres chismosos de la tarde (como si él mismo no desconociera sistemáticamente la existencia de los mismos). Se alzaron varias voces en todos los ámbitos del quehacer nacional como si el escandalete pusiera en vilo la seguridad de los ciudadanos y corrieron ríos de tinta proclamando la fatídica decadencia de nuestra sociedad. Lo que resulta curioso es que la mayoría de esas voces coincidían en defenestrar el episodio porque era un mal ejemplo para lxs chicxs.

A todxs ellxs yo les digo, ¿saben lo que vieron los chicxs que estaban frente a la pantalla esa noche?: una mina metiendo la lengua dentro de un vaso con agua para jugar con un corcho. ¡Nada más que eso! Las demás elucubraciones corren por cuenta de las mentes calenturientas de lxs mayores. Somos lxs mayores lxs que tenemos la maliciosa capacidad de ver pecado donde queramos encontrarlo. A través de palabras altisonantes que supuestamente abogan por la exaltación de la moral y las buenas costumbres, somos lxs mayores lxs que enseñamos a lxs pequeñxs a dejar de lado su mirada inocente. Y de allí a juzgar lo que no se entiende, a pontificar sobre lo que no se sabe y a discriminar todo aquello que se aparte de los límites estrechos y caprichosos que la cultura heredada nos impone, hay solo un paso.

Justamente esta breve reflexión sirve como introito a la noticia que quería comentar en este artículo.

El último 28 de octubre, en el marco de la celebración de la Semana del Orgullo en Buenos Aires, en las instalaciones del CIPSBA (Centro de Investigaciones y Políticas del Socialismo para Buenos Aires) el Área de Derechos Humanos y Diversidad Sexual del Partido Socialista organizó una charla-debate titulado "A discriminar se aprende". La misma contó con un panel integrado por el escritor y periodista Osvaldo Bazán, el antropólogo Marcelo Zelarallán y la Dra. Elena Dezurco, Jefa Administrativa de Kopelco S.A.

Si bien a mi juicio las disertaciones se apartaron por momentos del nudo central del tema convocante, el encuentro tuvo un saldo altamente positivo y dejó planteadas algunas cuestiones fundacionales para la lucha contra la discriminación.

Tras una breve introducción y bienvenida a cargo de Facundo García, Coordinador del Área, el licenciado Zelarallán puso de manifiesto las limitaciones que presentan las leyes para producir verdaderos cambios culturales y la responsabilidad indelegable de las personas en dicho proceso social. Bazán, por su parte, se limitó a leer con defectuosa dicción algunos párrafos de su "Historia de la Homosexualidad en la Argentina". Por fortuna, la obra tiene mérito en sí misma y la selección realizada por el autor fue por demás acertada. Describió el modo en que lxs homosexuales fuimos segregados ya desde el inicio de esta sociedad hispanoamericana, en contraposición a una cultura aborigen mucho más respetuosa de las elecciones personales. Tanto así que la historia de la homosexualidad resulta en realidad la historia de la represión contra lxs homosexuales.

La que no estuvo a la altura de las circunstancias fue tal vez la Dra Dezurco. Expuso (con cierto desconocimiento del tema en cuestión) la importancia del Proyecto Escuelas, patrocinado por la empresa de preservativos donde ella desempeña funciones y la Fundación Buenos Aires Sida. En más de una ocasión tuvo que invocar el auxilio de mi amigo y compañero Marcelo Caldeo, uno de lxs verdaderxs artífices del proyecto. Él fue el encargado de explicar los lineamientos básicos de la tarea que la FBAS realiza en las escuelas.

Con la certidumbre de que la educación debe ser el pilar fundamental de toda iniciativa que pretenda luchar contra la discriminación y generar en la conciencia de los jóvenes ideales de autoestima y respeto por la diversidad, la FBAS recorre las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano dando talleres de VIH/Sida destinados a alumnos de enseñanza básica y media. Suple de este modo (aunque solo en una mínima proporción) la ausencia del Estado en este tipo de iniciativas que, hoy por hoy y a la luz del avance de la pandemia, se presentan como imprescindibles e impostergables. Las charlas sobre VIH/Sida sirven para desestructurar el andamiaje de mitos y prejuicios sobre el que se sustenta la discriminación padecida por las personas que viven con el virus. Pero también son la excusa para llegar a lxs jóvenes con un discurso que abarca además cuestiones de género, de control de la natalidad, diversidad sexual y técnicas de reducción de daño en adicciones. La lucha contra la discriminación presenta múltiples frentes simultáneos que ni siquiera se agotan con los expuestos.

A discriminar se aprende. ¿Alguien tiene dudas sobre ello? Pero también se puede aprender a NO discriminar. Para ello, debemos aprender a cuestionar y a poner en tela de juicio todos los mensajes que nos llegan envasados y rotulados como verdades absolutas. Una tarea ciclópea sin dudas que debe estar a cargo de lxs discriminadorxs y también de lxs discriminadxs, en plena conciencia de que los límites entre unxs y otrxs son siempre imprecisos. ¿O acaso no han sido desde siempre las mujeres las encargadas de educar a los machistas que denigran lo femenino? ¿Cuántos son los gays que jamás se han burlado de una travesti o nunca se han referido despectivamente a sus pares con el mote de "pasiva"?

A discriminar se aprende y el mundo debería tomar conciencia de que lxs mismxs víctimarixs también suelen convertirse en víctimas de sus prejuicios. Como ejemplo baste mencionar a los varones heterosexuales que acceden a una relación sexual con una chica que no les gusta simplemente por miedo a que lo tomen por marica. Cuánto más libres seríamos todxs si cada cual tuviera la posibilidad de elegir sin ataduras lo que su deseo y su conciencia le indiquen como valedero.

Rescato de esta charla, la inquietud de sus actores por plantear una vez más un tema que, de tanto mencionarlo, se vuelve transparente a la hora de las soluciones. Tal vez llegue el día en que, gracias a estas inquietudes, dos personas tomadas de la mano solo representen el amor y la ternura que une corazones, más allá de la identidad de género de cada unx. Llegará entonces el día en que todxs volvamos a ver el mundo con mirada de niñx.

Esto es todo por hoy. Desde las callecitas de la siempre misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que valora los esfuerzos de lxs responsables del CIPSBA y de todxs aquellxs que trabajan en beneficio del respeto y la diversidad.


1 comentario:

Gustavo dijo...

Le mando un beso desde la melancólica y candombera, che.
A ver si me lo visita y lo sopapea al Don Arturo para que escriba algo.

Novelas de Carlos Ruiz Zafón