
Me tienta la idea de opinar sobre la mina que estudió el cerebro de las mujeres y llegó a conclusiones que armaron revuelo. Dijo, por ejemplo, que el cerebro femenino se encoge durante el embarazo y que la mujer tiene que apagar su centro de preocupación para poder gozar sexualmente. Tema tentador pero ni lo voy a mencionar.
Imperdible la entrevista a Pablito Ruiz en la revista VIVA de ayer. Divertida a fuerza de estúpida e intrascendente. Cuando se le pregunta por su supuesto (¿?) travestismo en México, el ídolo de... bah, Pablito negó efusivamente la versión y agregó: "El de la foto no era yo... No sabés lo que doy yo de mina (cuac). Algún día voy a aparecer vestido de mina y eso va a se el summum de mi carrera" (requetecuac). En otro pasaje de la entrevista se le pregunta por su deseo de tener un hijo con María Fernanda Callejón (su compañer en el reality que armó Susana Giménez en la actual temporada de su sempiterno programa de TV). Según él, la idea nació un día en que ella le confesó que se estaba poniendo "grande" y quería tener un hijo antes de que se le fuera el último tren. A lo cual PR repondió con la comprensión y el compromiso que caracterizan su trabajo: "Bueno, boluda, te presto el esperma". Es decir: no te toco ni con un palo pero soy capaz de donarte el producto de una buena paja fantaseando con... vaya uno a saber. Aunque una idea nos la da la respuesta a la pregunta que cierra el reportaje. Periodista: "¿Su (próxima) pareja será hombre o mujer?". Pablito: "La verdad, no tengo idea. Con que haya amor alcanza". ¿Hay algo más que aclarar?
También me vi tentado por la historia del capitán Tarapow. Es el capitán del buque argentino Almirante Irizar, que se incenció en la Antártida y sus tripulantes debieron ser rescatados en medio del helado mar. Todos menos el capitán que se negaba a abandonar su barco y estaba dispuesto a morir con su navío. Para llevar a cabo sus propósitos no trepidó en golpear a uno de sus superiores que le había dado la orden de abandonar la nave. Claro, después se supo que el mismo capitán Tarapow, años atrás y y siendo un hombre de pelo en pecho, participó de un certámen orientado hacia los más pequeños en los que se los exhortaba a escribirle una carta a Cristóbal Colón, con la promesa de que el Gran Genovés les respondería. El capitán Tarapow se interesó por saber de qué modo Colón había podido dominar los motines de a bordo. Obvio que no ganó el certámen pero no me queda claro si Colón le respondió o no. Si dice que le respondió, muchas de mis dudas ya quedarían respondidas.
Pero en este día 23 de abril no voy a abordar ninguno de los temas precedentes. Después de este bonito introito frívolo y pasajero, el tema del día tiene que ver con la cultura.
Ya me parece estar escuchando a Don Arturo murmurando que ya volviò a aparecer el Huije mafaldesco, siempre preocupado por la realidad y las cosas serias.
Hoy es el Día Mundial del Libro y los Derechos de Autor, fecha que conmemora una serie de hechos algo curiosos.
El 23 de abril de 1564, nació en Stratford-upon-Avon en Warwickshire, Inglaterra, un autor que revolucionaría la historia del teatro despojando a la nobleza y a la realeza del estatus divino tradicional. Los reyes y los grandes señores dejaron de ser presentados como seres superiores, protagonistas únicamente de obras profundas y encarnando los más puros sentimientos que pueda albergar el alma humana. William Shakespeare mostró a las cortes de Europa como un nido de traiciones, corrupción, asesinatos y ambiciones. También se dice que murió en la misma fecha en que nació: un 23 de abril de 1616. Y esto es cierto de alguna manera.
En ese 23 de abril de 1616, pero en Córdoba, España, moría también una de las grandes plumas latinoamericanas: el escritor e historiador peruano conocido como el Inca Garcilaso de la Vega, un hombre que sufrió la censura y la persecusión por parte de las autoridades de su época a raíz de su ideología contestataria. Su "Comentarios reales de los Incas" llegó a ser vetada, en los Virreinatos del Perú y Buenos Aires, por la corona española al ser considerada sediciosa y peligrosa para sus intereses, debido al levantamiento Tupacamarista.
Y por si esto fuera poco, ese mismo día 23 de abril de 1616, en este caso en Madrid, murió también don Miguel de Cervantes Saavedra, universalmente conocido sobre todo por haber escrito "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha", que muchos críticos describen como la primera novela moderna y una de las mejores obras de la literatura universal. Don Miguel fue un escritor que supo sazonar su biografía con experiencias dignas de las novelas de caballería que ridiculizó en la obra que le abrió las puertas de la inmortalidad.
¿Coincidencias? Puede ser. Pero motivo más que suficiente para signar al 23 de abril como fecha de homenaje.
Aunque, en honor a la verdad, es menester aclarar un asunto que se ha prestado a confusión durante siglos.
Se dice que la muerte de Shakespeare coincidió en la fecha, el 23 de abril, con la de Cervantes. Sin embargo, ambos fallecimientos no tuvieron lugar el mismo día. El motivo es la diferencia de calendarios usados: la fecha de la muerte de Shakespeare se refiere al calendario juliano, vigente por entonces en Inglaterra, en tanto que en España ya había entrado en vigor el calendario gregoriano. En realidad, la muerte de Shakespeare tuvo lugar diez días después de la de Cervantes (según los autores, se fecha en el 3 o en el 4 de mayo del calendario gregoriano). Pero no lo divulguen mucho. La idea de que los tres hayan muerto en la misma fecha me parece mucho más literaria.
Esto ha sido todo por hoy. Desde las callecitas de la siempre misteriosa Buenos Aires se despide Víktor Huije, un cronista de su realidad que en pos de una buena historia es capaz de creerse cualquier bolazo.